Los cocineros Juan Mari Arzak y Pedro Subijana comparecerán el lunes ante el juez Fernando Andreu como imputados por un delito de colaboración con banda armada después de que el etarra José Luis Beotegi asegurara que habían pagado el llamado impuesto revolucionario a ETA. Según fuentes judiciales, el magistrado quiere darles la oportunidad de defenderse.

En los próximos días también serán llamados a declarar, como testigos, los restauradores Karlos Arguiñano y Martín Berasategi, a los que ETA reclamó el pago.

Beotegi declaró el lunes que entregó las cartas a los cuatro cocineros exigiéndoles, a cada uno, 72.000 euros (12 millones de pesetas). Presuntamente, Arzak, cuya esposa es familiar de Beotegi, negoció una rebaja en su nombre y en el de Subijana. Según el etarra, ambos pagaron 36.000 euros (6 millones de pesetas) y se comprometieron a pagar el resto en plazos anuales de 6.000 euros.

El Gobierno vasco rechazó ayer el "juicio público" de los cocineros y recordó que no es a las víctimas a quien hay que juzgar. La patronal Confebask consideró "absolutamente repudiable el linchamiento moral", informa Ana Garbati.

PERIODISTAS AMENAZADOS Ayer se supo que profesionales de la radiotelevisión pública vasca EITB han recibido en los últimos días cartas amenazantes de ETA.