Uno de los primeros políticos del Partido Popular en pronunciarse sobre la reforma del aborto prevista por Gallardón fue José Antonio Monago y lo hizo a título de presidente en el mensaje de fin de año del pasado diciembre. "Nadie puede negar a nadie su derecho a ser madre. Ni tampoco nadie puede obligar a nadie a serlo. Extremadura apoya una reforma de la ley del aborto por consenso. Necesitamos una ley del aborto que conecte con la sociedad, que sea reflejo de la España actual, la que inicia 2014. Y para ello, las posiciones se tienen que acercar". Estas fueron las palabras del presidente la noche del pasado 30 de diciembre, emitidas por el canal de televisión regional. En ellas, Monago apelaba al consenso para reformar una ley tan delicada como cuestionada desde sus inicios.

"Hay personas dentro del PSOE en contra del aborto y a favor. Y también las hay en el Partido Popular a favor del aborto y en contra", pronunció durante su intervención en la que abogó por dejar a un margen la ideología en los asuntos de estado como la educación, la sanidad, la dependencia, la reproducción asistida o la interrupción voluntaria del embarazo. En este sentido, insistió que el impacto emocional de dicha reforma "implica una gran responsabilidad y una gran madurez política de todos". Por ello, no dudó en remontarse al pasado: "La ley del aborto de Felipe González nos unió durante 25 años y la de Zapatero solo ha necesitado tres años para dividirnos. Debemos trabajar entre todos por una ley del aborto que dure al menos otros 20 años", dijo. "Yo creo en la libertad y defiendo a las mujeres, pero sé que este debate requiere de una gran madurez política por parte de todos", así como de "mucho sentido común", señaló Monago en su discurso, en el que reiteró que es "un debate de altura" en el que "la política debe ganar peso", y cada uno debe "sacar lo mejor" de sí mismo, pero alejado de disputas ideológicas.

El presidente extremeño, tras aquel discurso, incluso llegó a plantear una alianza con el PSOE contra el proyecto de Gallardón con el fin de lograr una voz única en este asunto y revisar los plazos de los supuestos que recogía el anteproyecto. Ello, pasando por alto la instrucción del propio Mariano Rajoy, que ordenó evitar debates públicos sobre la reforma. Sin embargo, el tema se coló en el Parlamento y a propuesta del PP.

Los diputados extremeños aprobaron en pleno en febrero una propuesta de los populares en la que se pedía al Gobierno que paralizara la reforma de la ley del aborto hasta lograr que se abriera un "proceso de diálogo" con otras fuerzas políticas con el objetivo de lograr una regulación consensuada, aunque la propuesta de los socialistas era retirar cualquier propuesta de reforma y volver a la ley del 2010. Los parlamentarios votaron de forma secreta y en una urna, algo inusual en la asamblea extremeña, y la propuesta salió adelante con los votos de los 32 diputados del PP y los tres de Izquierda Unida. Pero aquel proceso de diálogo al que instaba Monago y la Asamblea extremeña no llegó y el consenso, menos.