El PSOE y ERC encaran la cita de hoy con buena disposición. Socialistas y republicanos coinciden en transmitir que hay posibilidades de llegar a un acuerdo para desencallar la investidura de Pedro Sánchez, prevista para mediados de diciembre, pero ni unos ni otros se atreven a anticipar cómo acabará todo. Los primeros, porque subrayan que los segundos son «imprevisibles» y están «divididos» entre los partidarios de facilitar la gobernabilidad y quienes apuestan por una línea de enfrentamiento con el Estado. Los republicanos, porque sospechan que los socialistas carecen de la necesaria «valentía» para encarar una solución a la crisis territorial.

Pero ambos partidos insisten en que este encuentro, el primero de sus respectivos equipos negociadores, a las cinco de la tarde en el Congreso de los Diputados, será crucial para la evolución de las conversaciones. Con ERC exigiendo un calendario de encuentros entre el Gobierno y la Generalitat para que sus 13 diputados se abstengan en la investidura y el PSOE limitando las relaciones entre ambos ejecutivos a la comisión bilateral ya existente, nadie espera grandes avances en este encuentro.

Con ese corsé, un primer termómetro de la negociación será dónde se celebre la siguiente cita: en Madrid o en Barcelona.

Fuentes conocedoras de las conversaciones explican que los republicanos quieren que las reuniones se celebren alternativamente entre estas dos ciudades, y que cuando sean en la capital catalana tengan lugar en el Parlament, al igual que en Madrid son en el Congreso. Para el partido de Oriol Junqueras, sería un gesto importante. Los socialistas, de momento, no se han negado a esta posibilidad como forma de acercamiento, máxime con las prisas que tienen por salvar la investidura antes de Navidad.

La principal negociadora del PSOE, su vicesecretaria general, Adriana Lastra, señaló que acudirán a la reunión con «ilusión» y «esperanza». Los republicanos, capitaneados por, Gabriel Rufián, explicaron que esa va a ser también su actitud.

Pero más allá de las palabras, están los hechos concretos. ERC exige como precio a su abstención el compromiso del PSOE de forjar una mesa de negociaciones entre ejecutivos después de la investidura.

El Gobierno propone que el diálogo con la Generalitat se ciña a la comisión bilateral reabierta en julio del 2018, formato rechazado por ERC. Por su parte, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, exigió ayer a sus socios de ERC que el diálogo con el PSOE debe ser entre gobiernos y entre presidentes. Es decir, entre él y Pedro Sánchez.