El cambio en la distribución del mercado automovilístico entre ventas de vehículos diésel y de gasolina ha propiciado también un aumento de las emisiones medias. En Extremadura han pasado de 116 a 119 gramos por kilómetro de CO2, con una cifra superior de las unidades propulsadas por gasolina (119 gramos) frente a los de gasóleo (118).

El promedio de emisiones de estos ocho primeros meses del año supone retornar al nivel del 2014. Fue en el 2016 cuando se alcanzó el mínimo de la serie en la comunidad autónoma, con 114 gramos por kilómetro recorrido, 35 menos que en el 2008, cuando comenzó a aplicarse el actual sistema de tributación.

A partir de entonces, las mejoras tecnológicas y los trucos empleados por algunos fabricantes en los test de emisiones y que salieron a la luz con el ‘dieselgate’, hicieron que las emisiones fueran disminuyendo paulatinamente. No fue hasta 2017 cuando volvieron a incrementarse.

Por epígrafe del impuesto, en los dos primeros cuatrimestres del año, de los 12.290 vehículos puestos en circulación en Extremadura, 9.077 (73,9%) quedaron dentro del primero, exento de tributación por no superar los 120 gramos por kilómetro; 2.632 (3,1%) en el segundo (entre 120 y 160 gramos), por lo que tuvieron que pagar un 4,75% del valor del vehículo en concepto de este impuesto; 386 en el tercero (de 160 a 200), con un gravamen del 9,75%; y 195 (un 1,6%) en el cuarto (200 gramos por kilómetro o más), con un tipo impositivo del 14,75%. REDACCIÓN