Lusitania era un camión, Lusitania II son 50 ferraris". Así compara José Luis González cuando compara al sustituto con el que hasta ahora ha sido el mayor ordenador de la región y uno de los más importantes del país. La informática es intransigente con el paso del tiempo y Lusitania, un modelo que empezó a funcionar en Extremadura en 2009 --estaba instalado en Trujillo-- y que en estos años ha permitido batir marcas mundiales, ha quedado desfasado. "El anterior superordenador era muy singular, tenía una capacidad de memoria que lo hacía muy atractivo, pero tenía una carencia de velocidad y había que actualizarlo", apunta a este diario José Luis González, responsable de Computaex, el grupo de investigación que gestiona el uso del computador diseñado para trabajar a gran escala.

Durante seis años, este equipo, que cuenta con una decena de investigadores, todos licenciados en ingeniería informática, ha dedicado sus horas a aprovechar la capacidad del equipo a desarrollar investigaciones con un gran volumen de datos. En este tiempo, ha cosechado numerosos reconocimientos a nivel nacional e internacional y se colgó en 2009 el récord del mundo de computación cuando llegó a resolver un problema con 620 millones de incógnitas.

La técnica que sigue el supercomputador para procesar los datos no dista de la de un organismo, salvo por la particularidad de que trabaja con millones de datos en poco tiempo y permite resolver proyectos en unas horas que en condiciones normales podrían prolongarse durante meses o incluso años. En ese sentido, José Luis González, matiza que la orientación siempre está dirigida a la investigación. "Vienen usuarios con una necesidad concreta y una vez que aceptamos el proyecto, se introduce un algoritmo y con esas simulaciones generamos millones de datos y millones de datos que luego procesa el equipo", apunta el investigador.

Hasta el momento, el Lusitania soportaba 256 procesos simultáneos y una velocidad de 1,8 teraflops --cada teraflops equivale a un billón de datos por segundo--. Este soporta menos procesos, alrededor de cincuenta pero alcanza una velocidad diez veces mayor, hasta ahora, 19 teraflops, pero según González la previsión es alcanzar los 23. "Teníamos mucha capacidad, la máquina era muy potente pero no dinámica", acota.

El ingeniero incide también en que el nuevo equipo, instalado en Cáceres y diseñado por el equipo de Computaex y el Cénits (Centro Extremeño de Investigación, Innovación Tecnológica y Supercomputación), aparte de rápido, está concienciado con la eficiencia energética y su uso permitirá ahorrar costes en cuanto consumo de energía.

Con esta última adquisición puntera, Extremadura recupera posiciones en la primera división de la informática a gran escala. Según apunta González, de entre los 13 centros de la Red Española de Supercomputación --a la que el superordenador extremeño pertenece desde hace unos meses-- y la decena de equipos repartidos en el país, Extremadura se coloca entre los cinco primeros con Lusitania II.