Extremadura acumula ya tres años con cifras positivas de crecimiento económico. Los últimos datos de contabilidad regional publicados recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los del 2017, recogen un incremento anual del 2,1% para el Producto Interior Bruto (PIB) extremeño medido en términos de volumen (en los que se elimina el efecto de los precios). Esta cifra completa un trienio de mejoría económica pero que tiene, no obstante, muchos matices.

En primer lugar, la evolución experimentada por la comunidad autónoma fue una de las peores del país. Castilla y León (1,7%) y La Rioja (1,5%) fueron las únicas autonomías con un comportamiento más contenido que el extremeño. Lejos quedó la media nacional, del 3%, y tampoco se alcanzó la de la Unión Europea, donde la progresión fue del 2,4%.

La economía extremeña sigue sin recuperar, además, el nivel precrisis, algo que sucede en otras siete regiones, pero no a nivel nacional, donde la brecha ya se ha cerrado. Así, a partir de los índices encadenados del PIB y tomando como año base el 2010, la economía extremeña se situó en el 2017 en un 100,5, aún 1,2 puntos porcentuales por debajo del nivel alcanzado en el 2008. En España ya se está 1,8 puntos por encima.

Por otro lado, si no solo se considera la evolución cuantitativa del PIB en su totalidad y se entra al detalle de cómo se distribuye este, vuelve a resultar evidente que las heridas causadas por la crisis y que se han traducido en un aumento de la precariedad laboral y una importante destrucción de empleo siguen todavía abiertas. De esta manera, en el 2017 el conjunto de los salarios que se pagaron en Extremadura, incluyendo las cotizaciones, sumaron 8.369,7 millones de euros, lo que representó un 44,4% de los 18.838,4 millones de euros de PIB extremeño (a precios corrientes). Nunca hasta ahora la remuneración de los asalariados había tenido un peso tan bajo en toda la serie histórica de datos de contabilidad regional del INE, que da comienzo en el 2000. Desde el 2009, este capítulo del PIB ha perdido 4,4 puntos en la región, lo que deja bien a las claras que las rentas del trabajo han sido una de las principales damnificadas de la crisis.

Es cierto que la suma de los salarios pagados creció un 1,3%, pero es una mejora que quedó por debajo tanto de la inflación en la región (1,7% de media ese año) como del alza del empleo asalariado (un 2%) y de las horas trabajadas (un 2,5%, si bien aquí también se incluye a los autónomos).

SUBIDA DEL SMI / En este sentido, desde el pasado 1 de enero el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha subido a 900 euros mensuales por 14 pagas, lo que supone un aumento del 22,3% respecto a su anterior cuantía y su mayor alza desde 1977. Este incremento del SMI beneficiará a casi 2,5 millones de trabajadores en España. Desde la Confederación Regional Empresarial Extremeña (Creex) se ha advertido, sin embargo, que este «fuerte incremento unilateral» «genera incertidumbre económica y podría afectar de forma negativa a la competitividad de nuestra economía y al empleo» y se ha apostado en su lugar por una actualización gradual.

Y si las nóminas van perdiendo importancia dentro del PIB autonómico lo contrario está ocurriendo con el epígrafe denominado Excedente de explotación bruto/Renta mixta bruta, que en Extremadura creció más del cuádruple que los salarios entre 2016 y 2017. En este apartado quedan comprendidos los beneficios de las empresas públicas y privadas, pero también las rentas de los autónomos o los intereses que genera el capital, entre otros conceptos. Pasó de un año a otro de 8.449 millones de euros a 8.955,4 millones (6%). Dentro de la estructura de la producción de bienes y servicios extremeña supone ya un 47,5% del total, frente al 45,1% del 2010.

Donde Extremadura sí que tuvo un mejor comportamiento que la media fue en el PIB por habitante, que subió un 4,7%, seis décimas más que el promedio nacional, hasta los 17.554 euros un crecimiento que vino condicionado por la pérdida de población que experimentó la comunidad autónoma, y que tampoco evitó que Extremadura siga ocupando de forma clara la última posición del ranking de autonomías, con apenas un 70% de la media estatal (25.064 euros).

Dentro de la estructura porcentual del PIB extremeño por actividades económicas, lo más llamativo fue el avance que registró el capítulo que comprende la industria y las actividades energéticas, que pasó de un 12,7% a un 13,2% del total, gracias en buena medida al mayor peso de la industria manufacturera, que ascendió de un 6,8% a un 7,2%, el primer auge en los últimos cuatro años.