Las ruinas romanas del anfiteatro de Mérida fueron testigos del tradicional Vía Crucis que tuvo lugar la madrugada del sábado santo, cuando unas 1.500 personas llenaron el aforo de este espacio que la junta de cofradías de la capital autonómica elige para este acto.

La escenificación estaba programada para la madrugada del miércoles al jueves pero, por la lluvia, se trasladó a la madrugada del sábado. Comenzó a la 1:30 horas y el éxito fue el que se esperaba, dando lugar a "uno de los Vía Crucis más recogidos", como señaló el organizador del acto José Antonio Calvo.

En el centro, las velas formaban una gran cruz que iluminaba el anfiteatro. El crucifijo fue portado por los nazarenos al son de las campanas y, tras la introducción del acto por parte de un sacerdote, se fueron desgranando las catorce estaciones del Vía Crucis. El público las escuchó en silencio y siguió con austeridad y recogimiento uno de los actos más conocidos de la Semana Santa emeritense.

Por otro lado, Mérida acogió el Viernes Santo la procesión de la Virgen de las Angustias y Nuestra Señora de la Esperanza, que tuvo lugar por la mañana.

Por la tarde, desfiló la Cofradía de Nazarenos y Santísimo Cristo del Calvario, Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santísima Virgen de los Dolores y María Santísima de la Amargura y, a medianoche, el Calvario sacó de Santa María la imagen de la Santísima Virgen de la Soledad en una procesión en silencio.