«Si el precio de la aceituna es alto, te la roban; si es bajo, no te la roban pero tampoco le sacas rendimiento. Pase lo que pase, aquí siempre pierde el agricultor», resume el olivarero Antonio Masa sobre la situación de los productores. Su explotación fue una de las afectadas por la oleada de robos en la campaña de la aceituna de los años 2015 y 2016, y desde entonces forma parte de una patrulla ciudadana de Navalvillar de Pela con la que los agricultores tratan de mantener sus explotaciones a salvo de los ladrones. Salen en las noches de luna (cuando más robos de producen) varios conches, con al menos dos ocupantes en cada uno de ellos; y durante el día, los dueños de las explotaciones se mantienen en contacto a través de un grupo de whatsapp.

No son las únicas medidas que se tomaron en esta localidad donde la aceituna es uno de los grandes recursos y los robos de las campañas anteriores llegaron a convertirse en un problema mucho más que económico. Desde aquella oleada, las dos cooperativas (San Agustín y San Isidro), los agricultores y el propio ayuntamiento sufraga además durante los dos meses que dura la campaña un servicio privado de guardas para vigilar también los olivares y a ellos se unen los grupos ROCA de la Guardia Civil desplegados.

«Seguimos vigilando, estamos en alerta como hemos estado los otros años, pero es cierto que como los precios están tan bajos, la situación de esta campaña está siendo mucho más tranquila», confirma Masa.

Juan, que tiene una explotación en Castuera es otro de los que ha sufrido en estos últimos años algún robo en su explotación durante la campaña de la aceituna: «quien ha sufrido un robo, siempre va a vigilar, pero es cierto que este año no está siendo como los anteriores», corrobora. R. C.