El día de San Valentín, en el corazón de París y en la más estricta intimidad. Así se casaron el sábado pasado la actriz mexicana Salma Hayek, de 42 años, y el multimillonario del lujo François-Henri Pinault, de 46, seis meses después de romper su compromiso el pasado verano. Un final feliz e inesperado para el último episodio de la volcánica historia de amor protagonizada por la pareja más rica de Hollywood. La pareja se conoció en abril del 2006 en Venecia, en la presentación de la fundación de los Pinault, que atesora una de las mayores colecciones de arte contemporáneo del mundo. Tras un año de apasionado romance, Salma dio a luz en Los Angeles a su primera hija, Valentina Paloma. Para François-Henri, divorciado y padre de dos hijos, era la tercera hija. Su relación ha estado marcada por los altibajos. La distancia y unas carreras profesionales pujantes y difíciles de conciliar fueron evocadas tras el anuncio de la ruptura, el pasado verano. La protagonista y productora de Frida, filme sobre la vida de la pintora mexicana Frida Kahlo, vive en Los Angeles y su ahora marido dirige desde París el grupo empresarial Pinault-Printemps-Redoute además de presidir Artemis, el hólding fundado por su padre, el millonario y coleccionista de arte François Pinault.

La fortuna de François-Henri está valorada en 8.000 millones de euros. Hayek cobra unos 12 millones de euros por película, además de producir filmes y series de gran éxito como Betty la fea. Se esperaba una boda por todo lo alto, pero la pareja ha optado por celebrar una ceremonia discreta, rodeados de la familia más próxima, en el ayuntamiento del distrito VI.