El escándalo por la manipulación de la información elaborada por el espionaje norteamericano sobre Irak sigue creciendo. Ayer, fuentes oficiales reconocieron a The Washington Post haber recibido copias de los documentos falsos sobre el supuesto intento de compra de uranio a Níger por el régimen de Bagdad, tres meses antes del discurso, pronunciado en enero, sobre el Estado de la Unión, en el que el presidente George Bush lanzó las acusaciones falsas contra Sadam Husein. En esa fecha, tanto la CIA como el Departamento de Estado ya tenían "dudas" sobre la autenticidad de las pruebas.

Hasta ahora, la Administración había mantenido que no tuvo en su poder los célebres documentos antes del discurso. Fue el Departamento de Estado el que, a través de la Embajada de EEUU en Roma, recibió estas pruebas sobre las aspiraciones nucleares iraquís que ya le parecían dudosas y, en pocos días, las distribuyó a la CIA y a otras agencias del Gobierno. Sin embargo, no fueron entregadas a los inspectores de armas de la ONU hasta cuatro meses más tarde.