El Papa Celestino V se convirtió en el primer Papa de la historia que renunció a su nombramiento. Con motivo de los 800 años de su nacimiento, Benedcito XVI concedió, en abril del 2009, la indulgencia plenaria.

Elegido Papa en 1294, Pietro di Morrone se vió obligado abandonar su vida de ermitaño en la región italiana de los Abruzos para ejercer este nuevo ministerio. En este tiempo fundó la orden de los Celestinos.

Después de 100 días como Papa, decidió abandonar la silla de Pedro, que tenía su sede en Nápoles, para volver a la pequeña gruta en la que pasaba largas horas de oración.

En estos meses se dio cuenta de que carecía del conocimiento del mundo y de las dotes de gobierno necesarias para ser un buen Papa.

Al día siguiente de su renuncia se proclamaba un nuevo Papa, Bonifacio VIII, quien trasladó la sede papal a Roma y persiguió a Celestino, porque había renunciado al Papado, hasta encarcelarlo. Allí murió en 1296. Posteriormente fue enterrado en la Basílica de Santa María di Collemaggio en LAquila.

El pasado 28 de abril Benedicto XVI rezó ante su tumba cuando visitó Laquila con motivo del fuerte terremoto que asoló la zona. Aunque la cúpula de la Iglesia se derrumbó, tanto las reliquias como la tumba permanecieron intactas.

Durante este próximo año Celestiniano todos los que se acerquen a rezar ante sus restos tendrán la posibilidad de recibir la indulgencia plenaria.