Cuatro de los seis acusados en relación con los fallidos atentados suicidas del 21 de julio de 2005 en la capital británica (21-J) fueron hoy declarados culpables por el tribunal londinense de Woolwich, tras un juicio que ha durado seis meses.

Aquellas acciones frustradas se produjeron dos semanas después de los ataques del 7-J (7 de julio) en Londres, que se cobraron la vida de 56 personas -incluidos los cuatros terroristas suicidas- y causaron 700 heridos.

Tras meses de deliberaciones, el jurado declaró culpables a Muktar Said Ibrahim, Yassin Omar, Ramzi Mohammed y Hussain Osman por conspirar para asesinar mediante ataques suicidas en el metro de Londres y en un autobús urbano el 21-J. La suerte de los otros dos imputados, Manfo Kwaku y Adel Yahya, se conocerá mañana cuando el jurado emita su dictamen.

Ibrahim, considerado líder de la célula terrorista, intentó detonar una bomba en un autobús que pasaba por el barrio londinense de Hackney, al este de la capital. Este individuo había viajado a Pakistán en diciembre de 2004, donde adquirió los conocimientos necesarios para poner en marcha el complot, y fue detenido en un piso del oeste de Londres una semana después del 21-J. Ibrahim, que había obtenido tres meses antes el pasaporte británico, había recibido entrenamiento como yihadista en Sudán en 2003.

Por su parte, Omar vivía en el piso de New Southgate (norte de Londres) que utilizaron los terroristas para montar las bombas entre abril y julio de 2005. La Fiscalía encontró pruebas sustanciales contra este hombre, tras hallarse en su domicilio vídeos y cintas con imágenes de degollamientos, ataques suicidas y discursos del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, así como recortes de periódicos sobre las explosiones del 7-J.

Omar, seguidor confeso de los talibanes y que con frecuencia escuchaba los discursos del clérigo radical islámico Abu Hamza, condenado a siete años de cárcel por incitación al asesinato de infieles y otros cargos relacionados con el terrorismo, trató de detonar una bomba en la estación de metro de Warren Street.

En el piso de Omar se encontraron cientos de botellas vacías de peróxido de hidrógeno líquido, elemento clave para fabricar los explosivos, así como una bolsa vacía de harina, otro ingrediente crucial. Este terrorista huyó a Birmingham ataviado con un burka y fue capturado el 27 de julio en una redada de la Policía, que lo encontró metido en una bañera, totalmente vestido y con una mochila a la espalda.

Ramzi Mohammed fue declarado culpable de intentar hacer explotar una bomba en un tren de la línea de metro Northern Line cerca de la estación de Oval, al sur de Londres. Mohammed vestía una camiseta en la que se leía "New York" cuando se subió al convoy, donde llegó a ser increpado por un bombero que estaba fuera de servicio antes de darse a la fuga.

Este individuo fue detenido junto a Ibrahim en el piso de North Kensington, al oeste de la ciudad, el 29 de julio de 2005. A Hussain Osman se le declaró responsable de fraguar el ataque fallido contra un convoy del metro en la estación de Shepherd's Bush, al oeste de Londres. Osman, de 27 años y origen etíope, fue extraditado el 22 de septiembre de 2005 desde Italia, adonde había huido tras el 21-J.

Los preparativos para estos atentados comenzaron en abril de 2005, cuando esa célula empezó a comprar los primeros componentes para fabricar las bombas.

La Fiscalía precisó que el plan de los terroristas no fue "una copia apresurada" de los ataques de semanas antes y que fracasó en el último momento por fallos en los explosivos, debido al calor o a la suerte.

Por su parte, los acusados insistieron en que las bombas eran falsas y que con ellas sólo pretendían expresar su oposición a la guerra de Irak.

El fallo de hoy se conoce diez días después de los atentados fallidos con coches bomba en dos céntricas calles de Londres y el llevado a cabo con un todoterreno con material explosivo contra la terminal de pasajeros del aeropuerto de Glasgow (Escocia).