El secuestro de los periodistas franceses Christian Chesnot y Georges Malbrunot, vinculado a la entrada en vigor de la controvertida ley que prohíbe el uso de signos religiosos en la escuela, provocó una gran tensión ayer en el comienzo del curso escolar en Francia. Sin embargo, salvo raras excepciones, la jornada "se desarrolló con normalidad", según el grupo especial de vigilancia creado por el Ministerio de Educación.

Las jóvenes que llegaron a las puertas de los centros escolares con la cabeza cubierta retiraron sus pañuelos antes de entrar. Hasta las más radicales se mostraron razonables ante la actitud de los responsables de las escuelas, que no expulsaron a nadie sin intentar negociar la retirada del pañuelo o el uso de una cinta más discreta.

El ministro de Educación, Fran§ois Fillon, precisó que un total de 240 alumnas se presentaron ayer con velo, frente a las 1.200 del año pasado. De esas 240, 170 se quitaron el pañuelo antes de entrar en clase y las otras 70 negocian un compromiso con los responsables de sus centros escolares.