Cuando Gillian Breen, Pauline Ryan y Brenda Commatted, dependientas de un anónimo puesto de venta de frutas y flores a la entrada de la estación de metro de Stockwell, vieron entrar ayer en el recinto del metro a "una docena de policías armados, uniformados y en trajes de paisano", comprendieron inmediatamente que "algo extraordinario estaba pasando".

Los relojes marcaban más o menos las 10.00 horas (una hora más en España), y en los instantes siguientes se iban a repetir en este barrio del sur de Londres las mismas escenas de caos que sucedieron la víspera en la estación de Oval, a menos de 10 minutos a pie de este lugar. El resultado fue muy diferente: un supuesto terrorista fue abatido por la policía, el primero desde que comenzó la cadena de atentados en el transporte público londinense, el pasado 7 de julio.

"Es muy poco frecuente en Inglaterra ver a policías armados entrar en una estación de metro", recuerda Gillian. "Al principio, la policía decía a la gente que siguiera su camino, pero lo hacían de forma tranquila y manteniendo la calma", continúa. Pero en cuestión de "minutos", el relativo orden se transformó en huidas, carreras y pánico por lo que estaba sucediendo unos metros más abajo.

"La gente salía de la estación de metro con el rostro desencajado. Recuerdo haber visto a una mujer que hablaba por su teléfono móvil con alguien y le contaba que había estado muy próxima" al hombre abatido, explica Brenda, sentada, junto a sus otras dos compañeras, en el césped de Stockwell Terrace, frente al cordón policial.

Cinco balazos

Mark Whitby, pasajero del metro en Stockwell, vio de cerca lo sucedido y pudo relatar a la cadena BBC cómo los agentes disparaban cinco balazos contra un hombre de apariencia "asiática". "Uno de los policías llevaba un arma de color negro, le empujaron al suelo, le inmovilizaron y dispararon cinco tiros contra él", relata el testigo. Estas declaraciones motivaron una airada reacción del Consejo Musulmán de Gran Bretaña, cuya portavoz, Inayat Bunglawala, exigió explicaciones a la policía acerca de las razones para "disparar cinco veces contra un hombre" en el suelo.

"Todo esto es muy inquietante, ya no sabemos ni siquiera qué es lo próximo que va a suceder", explica Gillian, mientras espera a que la policía reabra los accesos a la estación y pueda reanudar su trabajo. No lejos de ahí, B. Conneia, una portuguesa residente en Londres desde hace años, maldice el cierre policial del barrio, que le impide seguir con sus quehaceres. "El hombre ya está muerto, hace ya más de dos horas que sucedió el tiroteo, pero las calles todavía están cortadas", se lamentaba.

Riley Sawyer y Andrew Kemslay son dos trabajadores que pudieron contemplar el desalojo de los pasajeros, ayer, en la estación de Stockwell. Ambos trabajaban desde las 7.30 de la mañana a unos centenares de metros del lugar, levantando un pequeño muro en la confluencia de Stockwell Terrace con Clapham Road. "Vi a una multitud de gente salir del metro. Les preguntamos qué es lo que estaba pasando, y una mujer nos contestó: ´hay fuegos artificiales en el metro´", relata uno de los trabajadores, Andrew, sin apenas inmutarse ante el constante ir y venir de policías.

Ajeno al sobresalto

En el sótano del número 1 de Stockwell Terrace, Nick Windsor sólo se enteró de lo sucedido en su vecindario cuando se despertó con el ruido de la "ambulancia aérea intentando aterrizar en las proximidades".

El de ayer fue el segundo sobresalto en menos de 24 horas para esta barriada del sur de la capital británica, muy próxima al barrio de Brixton, escenario, en 1981, de graves disturbios raciales. En la estación de Oval, la anterior parada de metro en dirección norte siguiendo la línea Northern de metro, un presunto terrorista no logró, según la versión oficial, detonar una carga explosiva, y consiguió huir a pesar de ser perseguido.

Ralph, un florista de apellido desconocido al cargo de un pequeño puesto situado nada más cruzar las barreras eléctricas de la estación de Oval, casi se convirtió en el héroe de la jornada, según recuerda Alex Gibson, camarero del pub The Hanover Arms , junto a la boca del metro. Ralf, que es interrogado por la policía, vio a un hombre de facciones "asiáticas lanzar un saco, huir escalera arriba y apretar, al llegar arriba, el botón de parada de la escalera mecánica", para impedir que le siguieran, según dijo Ralf cuando la policía evacuó la zona.

El florista intentó atraparle, aunque el agresor logró zafarse y saltar las barreras de la estación de metro. El presunto terrorista huyó adentrándose en el parque de Kennington, situado frente a la estación de Oval.

A pocos kilómetros de ahí, al oeste de Londres, Abisha Moyo oyó una pequeña detonación y vio a un hombre con los brazos en cruz "como Jesucristo, cargado con un saco del cual salía humo", según explicó al tabloide Daily Mail .