Decenas de miles de supervivientes del ciclón Nargis que se han quedado sin casa y que se habían refugiado en escuelas y monasterios de Birmania están siendo obligados a reinstalarse en campos gestionados por la Junta militar, pese a la penuria de víveres y agua que existe en esas instalaciones. Algunos de ellos han preferido escapar y buscarse la vida por su cuenta debido a las dificultades. Mientras crecía la presión internacional sobre el régimen birmano para que levante las trabas a la llegada de la ayuda, las autoridades birmanas elevaron el número oficial de víctimas de la tragedia a 38.491 fallecidos, muy por debajo de las estimaciones de la Federación Internacional de la Cruz Roja, que cree que la cifra real de muertos es, como mínimo, dos veces superior.

"No podía sobrevivir allí", reconoció Ko Win nada más llegar a Rangún. Ko Win es un superviviente de 45 años que abandonó uno de estos campos gubernamentales y emprendió el camino hacia la capital.

DESPLAZAMIENTOS FORZOSOS En la localidad de Labutta, una de las más dañadas por el paso del ciclón Nargis , unas 80.000 personas se habían refugiado en monasterios y colegios. Esta cifra, sin embargo, se ha reducido en los últimos días a 20.000 debido a los traslados forzosos protagonizados por elementos afines al régimen. "La gente ha sido desplazada a bordo de camiones y de barcos hacia las localidades vecinas; no sabemos si hay suficiente agua y comida allá", relató un monje budista en Rangún. Se teme que se repita lo sucedido en el pasado, cuando los generales organizaron desplazamientos forzosos de población civil birmana debido a operaciones militares.

En Bogolay, donde han muerto hasta 10.000 personas, hay quejas por la falta de víveres y por la obligación de realizar trabajos forzados. "Les obligan a picar piedra en los centros de construcción; les pagan un dólar por día y no les dan apenas comida", relató Ko Hla Min, que perdió a nueve miembros de su familia debido al ciclón. Por el momento, la Junta se limita a asegurar que el reparto de la ayuda se haga de forma ordenada y dedica grandes energías a hacer hincapié en el supuesto éxito del referendo constitucional, que introduce leves reformas en un contexto de opresión política. El régimen militar anunció ayer que su proyecto de Carta Magna había sido aprobado por el 92,4% de los votantes, y que la participación en la consulta electoral había superado el 99% del censo electoral de Birmania.

MISION DE LA ONU La presión internacional para evitar que la negligencia del régimen cueste aún más vidas se hace sentir cada vez más. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pretende enviar a Rangún a su representante para asuntos humanitarios, John Holmes, con el fin de convencer a los generales birmanos de que aligeren las trabas, tal y como intenta el comisario europeo para el Desarrollo, Louis Michel. La ONU tiene la intención de convocar una cumbre sobre Birmania, según anunció el premier Gordon Brown.