Los combatientes fieles al clérigo radical shií Moktada al Sadr llevaron a cabo ayer una inesperada demostración de fuerza en tres de las principales ciudades de Irak, incluida la capital, Bagdad, que dejó en total 16 muertos y 102 heridos. Los combates más encarnizados tuvieron lugar en Nayaf y supusieron la ruptura del acuerdo de no agresión firmado a principios de junio entre el Ejército del Mehdi --comandado por Sadr-- y las fuerzas estadounidenses.

Los rebeldes derribaron un helicóptero Huey de EEUU, cuyos ocupantes resultaron heridos, y mataron a un soldado estadounidense que se desplazaba en un convoy militar camino de la ciudad. Por su parte, las tropas ocupantes mataron a siete iraquís.

Ambos bandos se acusaron mutuamente de haber roto la tregua pactada hace poco más de dos meses. Los combates se iniciaron a primera hora de la mañana. El centro de la ciudad y el cementerio fueron los principales escenarios de la batalla, de una ferocidad tal que obligó a los marines --responsables de la seguridad en la zona-- a pedir refuerzos aéreos. Entre los muertos figura el médico de un hospital alcanzado por un misil estadounidense. Otras 32 personas resultaron heridas.

AMENAZAS EN EL SUR En Basora, entretanto, el jefe tribal Saad al Basri, representante de Sadr en esta ciudad, firmó un comunicado en el que declaró la guerra a las tropas británicas, responsables de la seguridad en el sur de Irak. La circular fue divulgada horas después de la detención de cuatro milicianos fieles al clérigo shií, y los británicos respondieron rodeando la sede de Sadr en la ciudad. Los combates que se desencadenaron a partir de ese momento causaron tres muertos y tres heridos en el bando rebelde.

La noticia de los combates en Nayaf tuvo repercusiones en Bagdad, donde cientos de seguidores del clérigo salieron a las calles del barrio shií de Ciudad Sadr a demostrarle su apoyo y a lanzar consignas contra las tropas de EEUU. La manifestación terminó en combates con los soldados, que dejaron cinco civiles muertos y 58 heridos.

La violencia también tuvo como escenario a la ciudad de Mahauil, unos 75 kilómetros al sur de Bagdad, donde un coche bomba estalló frente a un edificio de la policía iraquí. El ataque causó nueve muertos --cinco policías y cuatro civiles-- y 23 heridos, además de graves destrozos en el inmueble. Ningún grupo ha reivindicado todavía el atentado.

CAMIONERO TURCO ASESINADO La ola de secuestros, entretanto, se cobró ayer una nueva víctima, un camionero turco que desapareció cerca de Samarra, al norte de la capital, Bagdad. Otro conductor, de la misma nacionalidad, fue asesinado cerca de Filfil, situada a 70 kilómetros de la frontera entre Turquía e Irak. Los dos trabajaban para empresas transportistas contratadas por el Ejército estadounidense.

Precisamente, los 31 países que integran la coalición firmaron ayer una declaración en la que se comprometen a "no hacer concesiones" ni "sucumbir a las amenazas" de los terroristas, especialmente las de los secuestradores. Del texto, que todavía no es oficial, se conocieron ayer algunos puntos por boca del portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Richard Boucher, que subrayó el compromiso de todos los países de "llevar ante la justicia" a los responsables de "actos terroristas" contra civiles o militares.