El presidente de México, Felipe Calderón, aseguró ayer que no dará "ni un paso atrás" en su guerra contra el narcotráfico, al mismo tiempo que la espiral de violencia dejó un nuevo reguero de muertos, sobre todo en los estados del norte del país, y puso al rojo vivo la reunión de alto nivel que mañana protagonizará la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, en la capital mexicana. El medio centenar de asesinados el fin de semana elevó a 2.200 el número de víctimas de esa guerra en lo que va de año.

La disputa de territorios entre los cárteles de la droga se tradujo en una batalla campal en plena autopista, con fusiles de asalto y granadas, que dejó nueve muertos. El acoso del Ejército dejó un militar, dos policías y otras 10 personas muertas en Tamaulipas. Ciudad Juárez registró 7 asesinatos y Monterrey, 3.