Los Kirchner sacaron ventaja de la dispersión de sus adversarios y lograron recomponer la difícil situación que tenían, lo que les permitió sancionar leyes importantes, entre ellas la que regula los medios de comunicación, aprobada sin la oposición en el Parlamento como medida de protesta. A esta ley se oponen los principales diarios y televisiones del país, al considerar que es una vía para acallar las voces críticas.