Está causado por daño en el cuerpo y actúa como función protectora. Entre los ejemplos más comunes incluyen dolor somático como dolor articular, osteoartritis, lumbalgia o lesiones deportivas y dolor postoperatorio.

Se produce a causa de lesiones o disfunciones del sistema nervioso somatosensitivo. El dolor surge a raíz de un daño o una enfermedad que afecta a cualquier parte del sistema, con frecuencia sin que existan indicios físicos visibles. A menudo se describe como quemazón, hormigueo, dolor fulgurante o punzante. Suele aparecer días o semanas después de haber sufrido una lesión, y en oleadas de frecuencia e intensidad.

Se produce como consecuencia de daños en los tejidos blandos del aparato locomotor.

Este tipo de dolor suele ser localizado y se define como leve o poco intenso.

Es más frecuente en hombros, caderas y manos, aunque también puede manifestarse

en la zona lumbar.

Definir el dolor ha sido siempre una tarea difícil para la comunidad médica. La definición actual conforme a la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés), dice que se trata de «una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a un daño tisular, real o potencial, o descrita en términos de dicho daño» . El dolor puede ser agudo y de corta duración o crónico y a largo plazo. Existen distintos sistemas de clasificación del dolor, y muchos de ellos se solapan, si bien las clasificaciones más extendidas incluyen las siguientes categorías: