La Policía Nacional ha desarticulado una banda criminal a la que se le imputan más de 60 delitos de robo y tráfico de drogas en lo que va de año. Según informó ayer el delegado del Gobierno en Extremadura, Germán López Iglesias, la operación se ha saldado con cinco detenidos, tres de ellos menores, por delitos de pertenencia a grupo criminal, robo con fuerza y hurto. El grupo, que tenía una estructura jerarquizada con división de funciones e incluso normas internas, accedía a viviendas, vehículos y trasteros para robar objetos de fácil salida en el mercado negro. Después, el cabecilla de la banda los vendía o intercambiaba por droga. Tras realizar registros en dos domicilios de las calles El Cai y Jandilla, los agentes han intervenido un ciclomotor, varios teléfonos móviles y ordenadores portátiles, 3.761 euros en efectivo y 308 gramos de cocaína y 10 de marihuana.

Según explicó ayer López Iglesias, la investigación se inició a comienzos de este año, debido a la alarma social creada en la ciudad tras incrementarse los hurtos y robos con fuerza en casas, garajes y vehículos. Los agentes trabajaron desde un primer momento con la hipótesis de que los hechos estaban siendo cometidos por un mismo grupo de personas y bajo esta premisa, realizaron las pesquisas que permitieron identificar al presunto cabecilla de la banda para, a partir de ahí, llegar al resto de colaboradores.

El delegado ha especificado que la forma de actuar de la banda dependía del lugar en el que se cometiese el delito. Accedían de noche a los trasteros y garajes ubicados en calles poco transitadas para robar motos, bicletas, piezas sueltas o cualquier objeto de valor. También entraban en los vehículos abriéndolos con la varilla del aceite o rompiendo los cristales si se resistían las cerraduras. A las viviendas se colaban escalando a través de las ventanas o balcones abiertos para conseguir artículos con fácil salida en el mercado negro: teléfonos móviles, ordenadores portátiles, joyas... Entre los objetos intervenidos de más valor figura una silla de montar valorada en 700 euros que fue vendida por 40 en el mercado negro.

ESTRUCTURA JERARQUIZADA El grupo contaba con una estructura jerarquizada con división de funciones e incluso normas internas. El cabecilla no sólo se valía de menores de edad para delinquir, sino que les enseñaba a acceder a los vehículos y les marcaba objetivos, controlando así en todo momento el funcionamiento de la banda. También se encargaba de vender los artículos robados o cambiarlos por droga. Las numerosas vigilancias y discretos seguimientos a los que fue sometido fue lo que permitió a los agentes detectar el destino de los efectos sustraídos, ya que la mayoría fueron vendidos o intercambiados por estupefacientes en San Lázaro.

El total de los delitos esclarecidos en la denominada 'Operación Pipa' han sido 64: 21 robos con fuerza en el interior de vehículos, cuatro en domicilios, tres en trasteros, 26 hurtos en vehículos abiertos o con ventanas bajadas, tres hurtos en viviendas, cuatro hurtos en garajes y un delito de hurto. "A partir de hoy, los emeritenses van a vivir más tranquilos", apuntó López Iglesias.