Mérida ha tenido grandes profesores de música como Verguilla, José Erviti y Mora a finales del siglo XIX. Otros grandes directores Como Diego Francisco Alhaja , Castor Espadiña y Francisco Cervantes.

Se recuerda con cariño a Luis de Bernardi Moreno, que ha quedado raíces y familia en la ciudad, como Isidro Duque, Félix Manchón y Miguel Mateos.

No podemos olvidar a la familia de Manuel Merino Domínguez que formaron un coro.

A Mérida se vino el mejor pianista de España, que dio conciertos en todo el mundo, el extremeño de Orellana la Vieja Esteban Sánchez ; vino a nuestra ciudad a dirigir el conservatorio de manos de Antonio Vélez, que era un lince de alcalde.

Y, en este conservatorio, Rafael García llevó a los ocho años a su hija Marta García Ortiz, que perfeccionó y estudió las técnicas de dirección con los más prestigiosos directores españoles y extranjeros. Recibe clase de canto y técnica vocal a cargo de las más afamadas profesoras. Se hace miembro de la Confederación Coral Española y del coro Amadeus, en una de sus actuaciones obtuvo el primer puesto en la final que se celebró en Novelda, de Alicante.

En el año 2000 funda y dirige esta joven emeritense la escolanía Juan del Encina y, posteriormente, el coro de adultos.

Marta García estudia en la actualidad Técnica de Dirección, en la Federación Euskalerría, en San Sebastián, y participa como un miembro más en la Coral Augusta Emerita, que dirige Diego Galindo, como soprano. A Marta le queda tiempo para dirigir el coro de cámara Ad Libium.

Un ejemplo para todos. El próximo sábado dará un concierto sacro en el Liceo de Mérida a las nueve de la noche. Y, además, como su padre, es del Atlético de Madrid. Marta pasará a la historia musical de la ciudad.