De profesión ilustrador e integrante de Ecologistas en Acción desde hace años. Manuel García es el coordinador de la campaña de difusión sobre el camalote que desarrolla la organización y el pasado viernes impartió una charla, en el centro cultural Alcazaba, en torno a la problemática del jacinto de agua en el río Guadiana.

-¿Cuándo despertó en usted la conciencia ecologista?

-Desde pequeño, como a muchos de mi generación a los que nos gustaba la naturaleza y teníamos un germen que se vio alentado por El hombre y la tierra, de Félix Rodríguez de la Fuente.

-Entrando en materia, ¿cuál es la situación actual del camalote?

-La plaga comenzó en Medellín en 2004 y cubría una extensión de cinco kilómetros del río Guadiana, ahora ocupa más de 180 kilómetros. Desde que empezó la plaga se ha invertido una cantidad ingente de dinero público, pero el resultado no ha sido positivo. Creemos que muchas de las actuaciones que se han hecho desde la Confederación Hidrográfica del Guadiana han sido para cubrirse las espaldas a efectos mediáticos porque los esfuerzos se han centrado en combatir el camalote en la época en la que más camalote hay, en los meses cálidos del año, y en las zonas con más alarma social, como alrededor de Mérida o cuando llegó a Badajoz. Creemos que hay que seguir otras pautas.

-¿Cuáles serían esas pautas?

-Tenemos que atender al ciclo vital que tiene la planta. No se puede tocar la planta en la época de máxima propagación solo porque sea cuando más plagado se ve el río. El camalote es la causa de muchos problemas, pero sobre todo es la consecuencia de que el río no esté en sus mejores condiciones. El río tiene unas aguas muy contaminadas con nitrógeno por los fertilizantes de las Vegas Altas y las estaciones de aguas residuales, que hacen que la planta esté a gusto. Habría que atacar primero a las causas del problema.

-¿Qué medidas se deben tomar?

-Hay que seguir extrayendo camalote del río, pero no es lo único que se debe hacer, como se ha hecho hasta ahora. El camalote se multiplica tan rápido que conseguir una victoria del 99% en el río Guadiana no significa nada porque ese 1% de camalote que quedase podría conseguir en muy poco tiempo volver a colonizar el resto del río. Hay que extraer el camalote, pero sobre todo, combatir las causas mejorando las condiciones del río. En las labores de extracción también hay que hacer una estrategia que sea respetuosa con el río y en una época determinada del año.

-¿Es suficiente la inversión económica para combatir la plaga?

-Ya se ha invertido muchísimo, pero habría que desarrollar una estrategia que fuera efectiva con menor coste para las arcas públicas. El objetivo que deberían de marcarse las administraciones competentes en el Guadiana tendría que ser el de controlar el camalote para que no sea el problema ambiental de primer orden en el que se ha convertido.

-¿Cómo le gustaría que se actuara contra el camalote?

-Me gustaría que se tuvieran en cuenta las consideraciones de la gente que sabe más, que no somos nosotros, sino los expertos, técnicos y científicos. También que se dejase de hacer todo lo que se está haciendo y, sobre todo, que no se generen intereses económicos en una lucha con estas características. Si se siguen todas estas pautas, posiblemente tengamos un futuro en el que el camalote sea una plaga anecdótica o en el que la hayamos erradicado.