Emérita Lúdica y Pilar Caldera van de la mano. No se puede entender este evento recreacionista, que acaba de celebrar su décima edición, sin la colaboración prestada desde el minuto uno por la conservadora del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (MNAR), que es a su vez integrante de la asociación Ara Concordiae. A comienzos de los años 90, Caldera apostó por sembrar el germen del recreacionismo desde el propio museo emeritense, que desarrolló sus primeros montajes recreacionistas y, posteriormente, su papel fue clave para llevar a cabo las iniciativas de Nundinae y Emeritalia.

-¿Cómo ha evolucionado el papel del recreacionismo en la ciudad?

-Mérida se va convirtiendo cada vez más en un espacio de recreación con mayúsculas, en el sentido de que gracias a los grupos recreacionistas hay muchos métodos diferentes de recreacionismo que se hacen simultáneamente cuando llega Emérita Lúdica. El cambio ha sido sustancial, porque Nundinae y Emeritalia se hacían solo con dinero público y todos los que intervenían eran profesionales, pero Emérita Lúdica es en el 90% voluntariado social.

-¿Qué recuerdos conserva de esos dos eventos?

-Fueron unos momentos muy felices porque nos permitían contar a la vez todo lo que estaba secuenciado en el museo, se mostraba cómo era el centro de la ciudad, cómo se vivía, compraba, comía o rezaba. Teníamos la ilusión de que eso se desbordara con el tiempo. Queríamos crear trajes a medida para cada monumento, espacios de convivencia donde muchas cosas pasasen a la vez.

-¿Cómo valora la participación ciudadana en Emérita Lúdica?

-Este tipo de proyectos se convierten en un proyecto de ciudad cuando tocamos el tema de la identidad. La gente participa cada vez más activamente porque ve que nuestro patrimonio no es solo la parte evidente de un pasado que tuvimos, sino que es un agente activo de nuestro presente. Una parte importante también es la generación de recursos, porque durante Emérita Lúdica nos visita mucha gente, los bares y otro tipo de negocios se sienten beneficiados de alguna u otra manera. El futuro de la recreación lo garantiza el pueblo de Mérida.

-¿Qué supone el recreacionismo?

-Una de las grandes funciones sociales que tiene cualquier recreación histórica, además de ser divertida, es la de explicar lo que ha pasado, porque a través del patrimonio también se debe de levantar la voz y reconocer nuestra historia para que no estemos condenados a repetirla. Además, el rigor histórico es algo que siempre nos ha caracterizado. Nuestros recreacionistas no son profesionales, son amantes de la historia y de Mérida, y para que un recreacionista tenga todo su sentido tiene que estar cerca de ese elemento o esa pieza que le indique el pasado. En Mérida tenemos la característica de tener un patrimonio en un estado de conservación más que bueno.

-¿Qué desea para las ediciones venideras de Emérita Lúdica?

-Me gustaría conseguir mucho más rigor en el área del mercado. Con el tiempo, Mérida tendría que ser capaz de asumir otro de los grandes edificios que tenemos como el circo romano. Tenemos que ir pensando qué otros espacios se pueden incorporar a Emérita Lúdica. Espero que otros colectivos de Mérida, como los clubes de lectura o los del carnaval, se vayan incorporando al proyecto porque cada grupo que se incorpora es sangre que entra en las venas de la recreación.