Una vecina de Mérida, Esperanza Benito Lucas, de unos 80 años de edad, apareció ayer muerta en su domicilio, en la calle Vetones nº 7, (entre las calles Oviedo y Constantino) donde había fallecido al menos hacía una semana.

El cuerpo fue descubierto por agentes de la policía nacional, tras recibir una llamada por los malos olores que salían de esta casa. La llamada fue realizada a las 10.15 horas y se contactó con la sala del 091. En la comunicación, la vecina contó que salía un fuerte olor de la vivienda, habitada por una mujer mayor que hacía varios días que no la veía por la calle.

DOTACIONES Ante esta situación, varias dotaciones de la policía nacional se acercaron a la calle Vetones, donde pudieron comprobar los malos olores que salían de la vivienda, por lo que decidieron localizar a algún familiar de la inquilina que les permitiera entrar. Al no hallar a nadie, optaron por llamar a los bomberos, que entraron por un patio aledaño y consiguieron abrir la puerta.

Dentro, la policía vio que en el salón de la casa, junto a una mesa camilla, había una mujer muerta de edad avanzada en estado de descomposición. Ante esta situación se llamó a la policía judicial y científica para inspeccionar la vivienda, aunque los agentes no encontraron signos de violencia, por lo que la muerte pudo deberse a causas naturales, a la espera de las pruebas e informes que se lleven a cabo por parte del médico forense.

También se trasladó al lugar de los hechos una comisión judicial, que ordenó el levantamiento del cadáver y el traslado al depósito municipal.

Los vecinos de la fallecida la definieron como una mujer mayor enferma, insociable y huraña. Comía en el comedor social de La Antigua, aunque hacía tiempo que no iba. Vivía sola y la conocían por el sobrenombre de la macarta , ya que había sido compañera sentimental de un vendedor de la ONCE conocido por el apodado de McArtur .

BASURA También coinciden los vecinos en señalar que hacía días que no veían a esta mujer por la calle, aunque tampoco la echaban de menos, y que los malos olores podían deberse además a que la mujer acumulaba basura en la casa (síndrome de Diógenes). La última vez que alguien llamó a la puerta de su casa, que era alquilada, fue el dueño de la vivienda, hace cinco días, "y a pesar de que ella nunca abría la puerta, la insistencia y el tiempo que estuvo llamando era para que le abriera", comenta un vecino de la calle, que piensa que para entonces ya estaba muerta.

Al lugar de los hechos se acercó el alcalde, Angel Calle, para interesarse por lo sucedido. Allí fue informado por agentes de la policía local y nacional de lo acontecido.

La policía nacional intentaba ayer contactar con los dos hijos de la fallecida, un hombre y una mujer, que residen en Getafe y Bilbao, respectivamente, aunque sin éxito.

La fallecida era natural de un pueblo de Salamanca, aunque hacía unos 30 años que vivía en Mérida.