El ayuntamiento ha recibido más de 90 proyectos de la ciudadanía para desarrollar en la Universidad Popular de Mérida, que lleva sin actividad desde finales de 2013. La delegada de Educación, Silvia Fernández, se muestra muy satisfecha por la aceptación que ha tenido la convocatoria y destaca que la idea es poder reactivar "en breve" esta institución académica emeritense.

Los proyectos presentados se valorarán en una mesa técnica constituida por empleados municipales, quienes analizarán su viabilidad para posteriormente emitir un informe con una "propuesta formal" de los talleres que se van a poner en marcha. "Aún no se sabe cuántos proyectos se podrán llevar a cabo, aunque nos estamos planteando que si hay muchos cursos de 100 o 200 horas se readapten para limitarlos en el tiempo y reducir a su vez el importe", sostiene Fernández. "Estamos a la espera de que los técnicos nos digan si es mejor sacar toda la oferta, ya que al ser tan amplia es posible que haya algunos cursos que la gente no quiera y se trata de ver cómo lo podemos enfocar para dar los máximos cursos posibles", apunta la edil.

En esta línea, Fernández informa de que "la única limitación" que tiene el Gobierno local para que se retomen los cursos en la universidad popular es que aún no pueden disponer de los 15.000 euros contemplados para este proyecto educativo en el presupuesto municipal de 2016, ya que todavía no está aprobado. "Una de las apuestas fundamentales del Equipo de Gobierno es la de reactivar esta universidad porque entendemos que es una fuente de educación, de formación y cultura imprescindible en cualquier ciudad", apunta la delegada del área, quien destaca que la finalidad es configurar una programación anual. "Entendemos que el camino que tenemos que seguir es el de involucrar a las asociaciones, empresas y ciudadanos en todo lo que tenga que ver con la educación no formal de Mérida", subraya.

El plazo de presentación de los proyectos finalizó el pasado 25 de febrero y la convocatoria estaba abierta a asociaciones, particulares y empresas. "Eran actividades de educación no formal totalmente abiertas porque no hemos querido limitar ni el formato ni los temas", matiza Fernández.