Mérida contará con una de las mayores plantas de tratamiento de aguas residuales basada en microalgas del mundo. Será construida por Aqualia, la empresa gestora del servicio municipal de agua en la capital extremeña, en el marco del proyecto 'H2020 Sabana'. Se trata de una iniciativa impulsada por un consorcio de 12 entidades de España, Italia, Alemania, Hungría y República Checa, entre las que se encuentra Aqualia. El proyecto se ha presentado este lunes en el Ayuntamiento de Mérida en un acto en el que han participado el alcalde, Antonio Rodríguez Osuna; el director de la Delegación de Aqualia en Extremadura, Francisco Blanco, y el responsable del Área de Sostenibilidad del departamento de Innovación de Aqualia, Zouhayr Arbib.

El objetivo es estudiar la posibilidad de cultivar microalgas a partir de los nutrientes de las aguas residuales para obtener biomasa y su posterior valorización como biofertilizantes, bioestimulantes y/o biopesticidas de alto valor agronómico. La tecnología de microalgas representa un nuevo paradigma de la depuración de aguas residuales, ya que convierte las estaciones depuradoras en fuente de recursos "verdes" de alto valor añadido (bioplásticos, biofertilizantes, cosméticos), a la vez que se reducen de forma significativa el coste energético para tratar las aguas de forma eficiente, explica el ayuntamiento.

Así, 'H2020 SABANA' tiene el objetivo de convertir la depuradora de Mérida en una "biofactoría a escala real, y un claro ejemplo de economía circular aplicado a escala industrial". Para esto se construirá un área de tratamiento de cerca de 20.000 metros cuadrados donde se instalarán los denominados 'raceway' (un carrusel de agua abierto con poca profundidad donde se cultivan las microalgas), que dará una capacidad de tratamiento de aguas residuales de alrededor de dos millones de litros al día y una producción de biomasa de alto valor cercana a las 200 toneladas al año

Rodríguez Osuna ha destacado que este proyecto "va a situar a Mérida en su objetivo de ser una ciudad plenamente integradora y sostenible", por lo que ha agradecido a Aqualia que haya apostado por su instalación en Mérida. "Encaja en la estrategia de apuesta de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), porque todas las políticas transversales que aplica este ayuntamiento deben tener como base fundamental la innovación y la sostenibilidad", ha dicho Osuna.

Por su parte, Francisco Blanco, de Aqualia, ha incidido en la importancia de llevar una investigación de este tipo a Mérida, ya que "se trata de un proyecto que cuenta con una financiación europea cercana a los nueve millones de euros y con una gran repercusión a nivel medioambiental, una iniciativa comprometida con el cumplimiento de los ODS que sale adelante gracias a la colaboración público-privada entre empresas, universidades y centros de investigación internacionales".

A su vez, el responsable H2020 SABANA, Zouhayr Arbib, ha detallado en qué consistirá y la "revolución" que implica. "Es un cambio de paradigma del modo en que vemos el agua residual y las depuradoras", ha indicado. Según ha explicado, en SABANA el agua residual pasa de ser un desecho a convertirse en materia prima para la obtención de un subproducto de gran valor (los biofertilizantes) y para las depuradoras, que siempre han sido infraestructuras con un gran consumo energético. Por ello, "se abre la posibilidad de que se transformen en fábricas de bioenergía gracias a las microalgas", ha explicado.