Resulta verdaderamente triste que la única preocupación del Grupo Municipal Mérida Participa, en relación al presupuesto de este año, sea el desglosado del dinero con el que el ayuntamiento va a colaborar con la Semana Santa. Partiendo de la base de que, en comparación con otros presupuestos municipales para este tipo de eventos, el presupuesto de Mérida es normalito, volvemos a caer en el error de pensar que las hermandades viven del dinero público. Lamentablemente, los principales beneficiarios de nuestra Semana Santa son los que miran para otro lado en el momento de su financiación. Es decir, la Semana Santa repercute en la ciudad pero, sin embargo, la iniciativa privada, que realmente se beneficia, no repercute en la Semana Santa.

Es presuntuoso pensar que con el dinero del ayuntamiento se puede sacar una Semana Santa a la calle. Es una ayuda que ayuda a paliar ciertos gastos. El desglose, perfectamente clasificado por el delegado de Semana Santa, hablaba de que el 60% era subvención directa y, el resto, para promocionar una fiesta que, todo el Pleno por unanimidad, solicita que sea de interés turístico internacional.

Sin la ayuda económica se restaría brillantez, que no devoción, a la Semana Santa. Pero claro, sin brillantez y sin promoción, los potenciales visitantes buscarían en localidades cercanas lo que Mérida dejaría de ofrecerle. ¿Qué haría entonces la iniciativa privada? Así las cosas es satisfactorio que la demanda haya sido esa y no la que se pretendía el viernes en el Ayuntamiento de Sevilla y que fue tumbada por la sensatez de los partidos que luchan por su ciudad con todas las consecuencias.

Creo, sinceramente, que todo esto es fruto de un guión establecido desde quienes dirigen las riendas del partido, de lo contrario, es incomprensible que, de un presupuesto, solo se saque la punta en este sentido. Pregunten a las hermandades cuánto destinan a ayudar a numerosas familias emeritenses. Eso, sinceramente, no les interesa. Antes de Semana Santa, las hermandades van a recoger latas de conserva para el comedor social. A buen entendedor...