Pros y contras. Los vecinos de Mérida afrontan divididos la puesta en marcha de los aparcamientos de pago en la zona centro de la ciudad y en torno al hospital. Son mayoría los voces críticas con la medida, que la atribuyen fundamentalmente a su fin recaudatorio y que temen que puede perjudicar al pequeño comercio o a quienes se ven obligados a acudir a consultas o a acompañar a familiares bajo atención hospitalaria. También hay quienes manifiestan que puede ser beneficioso para contribuir a una mayor rotación de los aparcamientos. Las opiniones son diversas, pero en lo que sí suelen coincidir es en que ante la actual crisis no parece el momento más adecuado para plantear un nuevo pago a los emeritenses.

Víctor Manuel García, que justo esta semana se estrena, con otros cuatro compañeros, como controlador de las nuevas zonas verde y azul en Mérida (mil plazas en total), explica que en general la gente está colaborando y "sacando el ticket". Ello a pesar de que el ayuntamiento aclaró el lunes que no comenzará a sancionar los aparcamientos incorrectos hasta mañana. De hecho, las denuncias cursadas ayer a los vehículos sin el correspondiente recibo de aparcamiento advertían que la sanción era solo informativa y que la infracción comenzaría a ser multada a partir del próximo día 20 de junio. García explica que ha recibido algunas quejas, pero que en general los usuarios entienden que los trabajadores no son los responsables de la medida.

El ayuntamiento anunció la puesta en marcha del estacionamiento de pago de forma paralela a la privatización del servicio de transporte urbano (que incluye los autobuses y dos parkings municipales). El consistorio argumenta que los ciudadanos se ahorran así el déficit de 1,3 millones que arrastraba la Empresa Municipal de Transportes.