Seguimos con nuestra ronda por el paseo perimetral de Proserpina. Hemos pasado la presa y entramos en la zona de los chiringuitos. Tercermundistas. Algunos abandonados. Caídos. Mal cuidados. Sin agua corriente, sin servicios... LLegamos al puesto de Socorro de la Cruz Roja que, como presidente en aquella época, me costó trabajo gestionar. Lo conseguí a través del ayuntamiento, que pagó el 50%, y la Asamblea Regional de Cruz Roja, el otro 50%.

Por la eutrofización del lago tuvo que vaciarse y su apertura se retrasó hasta que se volvió a estabilizar. Nada. Se llenó. Se estabilizó.

El puesto sólo lo habita un nido de cigüeñas y algún que otro gamberro. Costó muchos millones para que siga muerto de risa y sin darle ninguna función. Esto es culpa de la Junta y de Cruz Roja. Si para lo único que se usa es para llevar alguna ambulancia, como si fuera una chatarrería, mala función es la de esta institución que tiene a gala dar servicio a la comunidad.

¿Qué no hay efectivo para atender en la época de baño a los ciudadanos emeritenses?, que se lo entreguen al ayuntamiento para que le de un servicio que, estamos seguros, será bueno. Todo menos cerrado.

No se ha inaugurado y cada vez que paso recuerdo el día de la primera piedra con el alcalde, Antonio Vélez, el Director Regional, Juan Manuel Rodríguez Tabares, que ambos se volcaron y les debe dar vergüenza comprobar que todo el esfuerzo fue vano. Y vuelvo a repetir, todo antes que esté abandonado. Seguiremos la ronda.