Nada menos que tres horas tardaron los operarios municipales ayer en introducir un ataúd en un nicho de la parte nueva del cementerio, ante la indignación de los familiares de la mujer fallecida.

El motivo es que el ataúd era más ancho de lo habitual, ya que la difunta, J.S.R., de 66 años, era una persona muy gruesa, pesaba al morir 200 kilos, y tuvieron que utilizar un féretro especial, además de asignarle un nicho en el piso bajo.

Los enterradores no lograban dar con la manera de meter el ataúd. "Lo pusieron en el suelo, se fueron y nos dijeron que vendrían en una hora, ya que el nicho era de hormigón y les era imposible. Querían hasta romper la caja, pero nos negamos", comentó una nuera de la finada.

Así, les dejaron solos en el cementerio, con el ataúd expuesto al sol, mientras los trabajadores iban a buscar herramientas para intentar ensanchar la pared del nicho.

Los enterradores aparecieron con una radial, que no dio resultado, por lo que utilizaron un martillo y un cincel. Tras tres intentos lograron introducir el ataúd, que previamente rompieron en el esfuerzo, y lo tuvieron que cerrar con cinta adhesiva ancha. Eran las 14.30 de la tarde. El cortejo fúnebre había llegado al cementerio a las 11.15 de la mañana.

Los familiares de la difunta tenían previsto celebrar una reunión para ver si presentan una denuncia por esta situación y contra quién.