Las emociones me afectan y llegan a ponerme a cien. Ni a nuestro compañero José Antonio Reina, que radiaba el encuentro, era capaz de seguirlo. Sobre todo cuando le oí decir que jugábamos con uno menos y el Roquetas nos ganaba por un tanto. En el fútbol puede pasar de todo y soy testigo de acontecimientos similares después de tantos años como periodista deportivo.

Seguía a Reina cada diez minutos hasta que llegaron los últimos cinco y disfruté de la victoria. Después con el coche, venía del lago de Proserpina, pasé por la Avenida Juan Carlos I y ya comencé a oír las bocinas de los coches. Recordé cuando subimos a Primera División a su paso por esta misma avenida y a ambos lados de la calzada, estaba abarrotada. Llegamos con el autobús al Hornito.

En el cruce de la estación la algarabía aumentaba, en la calle Camilo José Cela y Félix Valverde Lillo, hasta llegar a la plaza de España, todo eran felicitaciones.

Era una tarde, de las muchas que hemos vivido, con auténtico entusiasmo. Jose Fouto Galván se puede sentir orgulloso de su odisea, toma el equipo y lo sube en la primera intentona a la categoría de bronce que es el podium: oro, plata y bronce.

Todo en la ciudad era alegría y no es esta la meta, seguiremos avanzando y conseguiremos otros logros.

Hay que olvidar ciertas posturas y volver a unir a todos los estamentos de la ciudad para que los triunfos sean conjuntos. En una victoria como esta no debe haber vencedores ni vencidos, sólo un criterio que es Mérida en toda la profundidad y celebrar todos juntos este triunfo deportivo.