Angel Sánchez Cortés es ahora un hombre feliz. El reconocimiento como Empresario Extremeño del Año ha significado para él una gran sorpresa en su ya larga trayectoria fraguando un imperio gracias a la distribución de golosinas y frutos secos. "Yo no sabía que este premio tenía tanta importancia. Quiero agradecer sus palabras a todas las personas que me han felicitado y que se han alegrado conmigo de este premio. Ha sido para mí una gran satisfacción. Me ha dado mucha moral. He visto que tengo muchos amigos", asegura en un despacho donde el galardón está presidiendo la mesa, llena de documentos y proyectos. Porque Angel Sánchez Cortés no para nunca de darle vueltas a la cabeza y de poner iniciativas en marcha. Tiene muchas ideas y representa, sin duda, un ejemplo de espíritu emprendedor en medio de la crisis económica.

El fundador de Almacenes Sánchez Cortés estaba sentado en la entrega de premios en el Cáceres Golf junto a su amigo Nicolás Rebollo y relata así el acontecimiento: "Cuando dijeron mi nombre no me podía levantar de la silla. Incluso tuvieron que indicármelo porque me quedé parado. Desde donde estaba sentado hasta donde estaba la vicepresidenta sentí casi que iba en volandas", explica.

La estrategia de este mago cacereño de los negocios de abrir más establecimientos en vez de cerrarlos como sería lógico por culpa de la crisis, ha sido muy valorada por el jurado. Angel Sánchez Cortés asegura que en una reunión de negocios en 2007 un economista que estaba a su lado ya le vaticinó lo que se avecinaba, incluso acertando las cifras de parados. "Ví que la crisis me afectaba mucho porque el consumo bajaba y eso significaba que tenía que echar personal del almacén. Pero también me di cuenta de que había muchos locales libres en el centro de las ciudades donde podía poner mi actividad. Además, tenía la oportunidad de poderme quedar con ellos. Al darle trabajo al almacén no tenía que echar a nadie. Cuando terminamos este proyecto no sólo no echamos a ningún trabajador, sino que aumentamos la plantilla en diez personas", afirma Sánchez Cortés con una sonrisa.

Angel Sánchez estudia sus proyectos con meticulosidad. Los fragua pacientemente y siempre tiene en cartera alguno.

Almacenes Sánchez Cortés vende al mayor a almacenistas en toda Extremadura. De este departamento se ocupa su hijo Antonio. También hay un equipo de vendedores con un almacén en Plasencia y Puebla de Alcocer. El resto de vendedores se encuentra en la provincia de Cáceres. De la misma manera, en su organigrama hay tres preventas que están permanente en Cáceres. Todo ello se complementa con un ´cash´ en el Polígono las Capellanías llamado ´El Cash de la Golosina´. Además, la empresa tiene 14 tiendas repartidas por Badajoz, Mérida, Navalmoral, Don Benito, Plasencia y Cáceres. Badajoz, con tres tiendas ya en marcha, tiene importantes perspectivas de crecimiento.

Para Angel Sánchez Cortés la golosina no es ni mucho menos un ´producto menor´, sino un artículo como otro más de consumo que ha ido creciendo a medida que lo ha hecho el poder adquisitivo de los ciudadanos.

"Yo empecé vendiendo chupa-chups en los años 60 a peseta. Cuando entraba a vender en un bar el chato de vino estaba a 25 céntimos. Además, mi padre con 60 no comía golosinas, pero sí yo lo hago a su edad", afirma.