La revista Forbes lo ha colocado entre las cien mentes más creativas del mundo. Jesús Cimarro es el empresario y productor teatral que ha conseguido algo que parecía imposible: convertir el Festival de Teatro Clásico de Mérida en uno de los motores económicos de la cultura en Extremadura. Pone en escena obras que hace dos mil años se estrenaron allí mismo y llena cada día el teatro. ¿El resultado? Un festival de teatro con superávit. Este vizcaíno ostenta entre otras muchas responsabilidades, la dirección de Pentación Espectáculos, la presidencia de la Asociación de Productores y Teatros de Madrid y la presidencia de la Federación Estatal de Empresas Productoras de Teatro y Danza de España. Con él cultura y economía no están reñidas, sino que se convierten en un bimonio de éxito y rentabilidad.

-Un festival de Teatro Clásico rentable dos mil años después de la inauguración de su principal escenario… ¿Es un milagro o hay mucho trabajo detrás?

-Hay mucho trabajo detrás. Los milagros en estos asuntos poco tienen que ver. Sobre todo hay un trabajo importante de un gran equipo que desarrolla toda la parte de gestión y artística que durante dos meses pueden verse en varios escenarios de la ciudad y la región. También hay el trabajo de todo un año reflejado en las producciones del Teatro Romano de Mérida.

-Ahora hay plataformas como Neflix o HBO que prohíben a sus actores hacer teatro. ¿Tienen que luchar contra esta realidad desde el Festival de Mérida?

-Más que prohibir lo que hacen es convertir en incompatibles ambos trabajos. Se trata de plataformas extranjeras que lo que quieren es que su producto esté listo cuanto antes y están poniendo impedimentos a muchos actores pero no solo conocidos, sino también de reparto y secundarios. Eso convierte en problemático que se puedan cerrar muchos repartos, pero nosotros trabajamos para que esa compatibilidad se pueda producir.

-La gerencia de cualquier actividad pone el foco sobre el aspecto económico. ¿Aun así es estimulante estar al frente de ella?

-Hay que compatibilizar los presupuestos con la parte artística, con los proyectos que cada edición se plantean. Es un equilibrio que por suerte puedo realizar.

-¿Está cuantificado el impacto económico que tiene el festival en sus cuatro escenarios de Mérida, Medellín, Regina y Cáparra?

-Tenemos cuantificado el que se desarrolla en Mérida. De los otros escenarios todavía no, pero es un planteamiento que he hecho a la Junta de Extremadura. Sería muy bueno hacerlo. En Mérida por cada entrada que se vende se generan 125 a 150 euros de impacto económico en la región.

-El Festival de Teatro Clásico es mucho más que unas representaciones teatrales. ¿Con qué instituciones establece Extremadura importantes lazos de conexión?

- Tenemos conexión con las instituciones culturales de la propia región, como es el Museo Nacional de Arte Romano, la Filmoteca de Extremadura , la Fundación Once, la Fundación Reale... Todas ellas entidades con las que llegamos a acuerdos para poder desarrollar diferentes actividades en cada edición.

-¿Qué papel tiene la cultura como generadora de riqueza y turismo?

-La cultura es la cuarta fuente de ingresos del PIB y si se ligara al turismo, sería una conjunción muy buena. Somos un país de servicios y la cultura y el turismo van de la mano.

-Sesenta y cinco ediciones convierten al Festival de Teatro Clásico de Mérida en todo un referente ¿Cuál es el secreto para seguir adelante y además ser rentable?

-Existe un importante apoyo de la Administración, pues es un festival que promueven las administraciones públicas. Ha tenido épocas complicadas, en las que no ha sido rentable. En los últimos años está teniendo un superávit de taquilla considerable, en torno a los 600.000 euros. Ese éxito es gracias a que el público viene a las representaciones.

-Levantar el telón todos los días significa un importante esfuerzo de coordinación que pocos conocen. ¿Con qué infraestructura cuenta el festival?

-La más importante es la infraestructura humana, las personas que están detrás del festival. Noventa personas que se dedican a trabajar a diario por el Festival de Mérida, a las que hay que sumar los numerosos equipos artísticos.