El Mundial de Rusia llega este domingo a su episodio final con una final europea. Francia y Croacia pugnarán en Moscú por ser el nuevo rey del planeta cuatro años después del triunfo de Alemania en Maracaná. La campeona tuvo un paso fugaz por el torneo y otras favoritas, como España, Brasil o la Argentina de Messi, defraudaron también.

Los 'bleus' se encontraban en ese vagón de primeros candidatos. Más sorprendente es la presencia de los balcánicos, que sueñan con el primer título de su historia. Su corazón, talento y espíritu pondrán a prueba la solidez y fiabilidad de Francia. La fe contra el poder.

Rutas opuestas

Después de 63 partidos y múltiples batallas, el torneo llega a su desenlace. El campeonato que se inició con la goleada de Rusia a Arabia el pasado 14 de junio en el estadio Luzhniki concluye en el mismo escenario con dos selecciones que han recorrido caminos muy diversos hasta plantarse en el duelo decisivo.

Mientras Francia ha avanzado con cierta comodidad y ha resuelto sus compromisos sin excesivos agobios, Croacia ha superado una ruta repleta de trampas. Tres prórrogas consecutivas, con dos tandas de penaltis incluidas, suman en sus piernas los ajedrezados, lo que equivale a haber jugado un partido más que su rival.

El recuerdo del 98

Las referencias a 1998 han sido constantes estos días en ambos países, que se enfrentaron precisamente en aquel Mundial de Francia hace dos décadas. Entonces ni siquiera había nacido Mbappé. Vencieron los galos, que acabarían conquistando su único título de la historia.

Aquella selección comandada por Zidane y capitaneada por Deschamps, el actual seleccionador, es la referencia de la finalista, que no quiere repetir el cercano fiasco del 2016, cuando dejó escapar la Eurocopa ante Portugal en casa. Entonces también era la favorita y el batacazo fue muy duro.

Última oportunidad

Los croatas ya han superado a sus maestros del 98, aquel combinado comandado por Suker, Boban y Jarni, que acabó tercero tras doblegar a Holanda en el absurdo encuentro de consolación. Con una población de apenas 4,5 millones de habitantes, sería una proeza descomunal si los balcánicos culminan su maravillosa aventura por Rusia con el título.

Los triunfos agónicos ante Dinamarca (octavos), Rusia (cuartos) e Inglaterra (semifinales) han llenado de moral a la pandilla de Modric y Rakitic, un grupo de futbolistas que llevan una década jugando juntos. La cita de este domingo supone la última oportunidad para coronar su bella trayectoria.

Cambio de mando

Francia, más joven y aguerrida, está preparada para gobernar el fútbol mundial después de una etapa marcada por el dominio de España y Alemania, dos selecciones que apostaron por un estilo atractivo de toque y posesión. Los éxitos también desgastan y ahora llega el turno de los 'bleus', que combinan a la perfección su poder físico representado por astros como Kanté y Pogba con el talento de su pareja diabólica compuesta por Griezmann y Mbappé.

Después del paso efímero de Portugal por la gloria quizá es el momento de la generación francesa. "Aún no hemos alcanzado nuestro objetivo. Nos espera una batalla. Croacia ha demostrado una fuerza mental increíble. Hay algo especial en ese equipo. Tenemos que permanecer en nuestra burbuja y pensar solo en este partido", valoró el capitán francés Hugo Lloris.

El pulso por el Balón de Oro

En Moscú no solo se decidirá el nuevo monarca mundial, también podría decantarse el pulso por el Balón de Oro. Por primera vez en 10 años no está claro que ese trofeo acaba en las manos de Messi y Cristiano Ronaldo, reyes indiscutibles de la última década. Tres futbolistas emergen en esa lucha: Modric, Griezmann y Mbappé.

El capitán croata ya ha conquistado la Champions con el Madrid y está completando un torneo excepcional. El centrocampista prefirió desmarcarse este sábado de esa cuestión: "Lo he dicho muchas veces. No pienso en el Balón de Oro. Estoy enfocado solo en el éxito de mi selección. Es muy agradable que me sitúen entre los posibles candidatos, pero no me preocupan los premios individuales. Quiero ganar la Copa. El resto está fuera de mi control".

Pastor de cabras

El motor croata, que vivió una infancia marcada por el conflicto de los Balcanes y su labor como pastor de cabras, recordó las adversidades que ha tenido que superar en su carrera empezando por las críticas a su estatura. "No tienes que ser alto para jugar al fútbol. Yo tuve un camino difícil, pero nunca hay que rendirse. Hay que creer en ti mismo y ser autosuficiente. En el camino hay subidas y bajadas, pero se debe luchar para hacer realidad los sueños", reflexionó el jugador del Madrid, que forma una sociedad perfecta con su amigo Rakitic.

Del rendimiento de ambos dependerán las opciones los croatas, que también confían en la seguridad del meta Subasic, la contundencia de Lovren y Vida, los goles de Mandzukic o el desborde de Perisic y Rebic. "Hay que dar incluso más que en anteriores partidos, queremos hacer felices a todo nuestro país. Si ganamos dedicaremos el triunfo a todos los futbolistas que han vestido la camiseta croata", dijo Modric, que también se acordó de un mito azulgrana. "Cruyff es mi referencia. Me inspiró lo que solía decir antes de cada partido de que hay que salir a divertirse. Es lo mismo que nos dice nuestro seleccionador Dalic".

El juez de última instancia

Desde 1982, con el doble éxito de Paolo Rossi, no coinciden el Balón de Oro del Mundial con el que premia al mejor jugador del año. El galardón, además, vuelve a decidirse mediante las votaciones de los periodistas de la revista francesa 'France Football'.

Esa situación aporta más opciones a los astros 'bleus'. Griezmann, campeón de la Europa League con el Atlético, es la estrella de la selección y se encuentra en el punto de madurez idóneo para liderar a la finalista, mientras el joven Mbappé ya ha dado muestras de su excelencia, sobre todo en el duelo ante Argentina. La final puede ser el juez de última instancia para el premio.