WLwa comunidad autónoma extremeña pierde la friolera de 22.000 millones de litros de agua al año por deficiencias en las redes de distribución, según ha desvelado esta semana el Instituto Nacional de Estadística tomando como referencia datos del 2003. En términos comparativos, con esta cantidad de líquido derrochado podrían beber cuatro ciudades del tamaño de Cáceres durante doce meses. En este año de sequía que vivimos, la cifra adquiere una relevancia mayor si cabe y da pie a preguntarse cómo es posible que las administraciones no pongan coto de una vez por todas a estas carencias en las tuberías y otras canalizaciones que transportan el agua desde los pantanos a los domicilios, empresas y fincas. Las campañas de ahorro de agua que se están llevando a cabo en toda España son necesarias, pero no son del todo efectivas si no van acompañadas de inversiones para la mejora de las redes. Grandes planes en marcha, como el hidrológico y el de regadíos, debieran dar solución a este problema endémico. Pero a la vista de los resultados cosechados hasta la fecha cabe poner en duda su eficacia a corto plazo, al menos en lo que se refiere a la modernización de las canalizaciones.