WEw uropa entera, y particularmente algún país como España, ha respirado aliviada después de que el Parlamento griego aprobara el pasado miércoles el nuevo plan de ajuste propuesto por el Gobierno socialista de Giorgos Papandreu por valor de 78.000 millones de euros entre ingresos por privatizaciones y subidas de impuestos más el recorte de gastos. El plan, que ha sido contestado con contundencia por los cada vez más airados ciudadanos helenos, era una condición de todo punto indispensable para que la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) liberasen el quinto tramo -de alrededor de 12.000 millones de euros- del plan de ayudas de 110.000 millones aprobado el año pasado y para comenzar los trabajos de otro paquete por el mismo montante para este año. La respuesta de la Bolsa ha sido tan positiva que la semana que se cierra el Ibex ha repuntado casi un 7%, mientras que el diferencial de la deuda española se ha moderado hasta los 234 puntos básicos y el euro cerraba a 1,44 dólares.

Tanto los mercados como los políticos que han celebrado la votación lo han hecho más por lo que se ha evitado, entrar en una espiral de inestabilidad difícil de aventurar sus límites, que por lo que se había conseguido. Y es que el panorama que hubiera abierto una negativa de los diputados griegos, que el jueves ratificaron su aprobación a las medidas específicas, era realmente sombrío. El sí equivale a superar una nueva meta en esta dura y larguísima carrera de obstáculos que tendrá que ganar Grecia para salir del embrollo como país y para que el edificio de la construcción monetaria europea no se tambalee más.

Una vez salvada la situación límite de la semana pasada y después de que la banca francesa y alemana hayan aceptado un plan específico y voluntario de refinanciación de Grecia a muy largo plazo, nadie -incluida la canciller Angela Merkel- se desvincula del futuro de Grecia. A pesar de algunos reproches que en los últimos días se podían oír en boca de políticos alemanes acusando a los griegos de haber vivido por encima de sus posibilidades, toda la Unión ha terminado por dar un paso al frente.