La educación de niños de 0 a 3 años está contemplada y sobradamente argumentada en la Ley de Educación, como una etapa más del sistema educativo. Es imprescindible que sea la Administración la que establezca una política de mínimos comunes en materia de currículo, condiciones de los centros y formación del personal. Actualmente el Ministerio de Educación deja esta función a las comunidades autónomas.

El actual discurso político, que hace a éste ciclo educativo responsable de la conciliación laboral y familiar y de la incorporación de la mujer al mundo del trabajo ¡nada menos!, está fomentando plazas de "guarderías" (que no centros de Educación Infantil) con unas formas tan variadas de gestión, que alejan a este ciclo de los parámetros básicos de calidad y equidad señalados hace tiempo por la Red Europea de Atención a la Primera Infancia.

En el caso de Extremadura, la Junta basa sus decisiones en una concepción de la educación de 0 a 3 años asistencial, economicista (se pretende descaradamente abaratar costes o que lo asuman otros) o, en el mejor de los casos, socioeducativa, eufemismo que le permite "ceder" la gestión de los centros infantiles a oenegés de dudosa intencionalidad educativa, aumentar la dotación a proyectos de entidades privadas (50%), y disminuir la aportación a los ayuntamientos (20%) que quieran asumir convenios de gestión de centros. Por otra parte, bajo esta concepción, la red de centros se mantiene al "amparo" de la Consejería de Igualdad y Empleo, ya que no son los niños los sujetos de la educación integral a la que por ley tienen derecho, sino sus familias las beneficiarias de que éstos estén "guardados".

Ante la presión social demandando plazas de escuelas infantiles, las promesas políticas de crearlas, y la voluntad pública de primar la cantidad a la calidad, se está obviando el carácter educativo de la educación de estas edades, se crean centros eliminando servicios como los comedores infantiles, que pueden ser sustituidos por un microondas para calentar la comida que la familia aporta (¿Dónde los veterinarios?), incumpliendo normativas en materia de espacios y materiales, aumentando el número de niños por aula y haciendo contratos basura a las educadoras infantiles (maestras en su mayoría).

Así en Extremadura, tendremos centros de varias categorías, con distintos tipos de servicio, a criterio de quien lo gestione, como si los niños extremeños hasta los 3 años no fueran todos iguales.

El colectivo de profesionales de este ciclo, a través de Plataformas ciudadanas y de movimientos de Renovación pedagógica se están movilizando en todo el país por la dignificación del ciclo y la consideración de la etapa 0-6 años. Esperemos que no tarde mucho en llegar a Extremadura.

M. Jesús Rodríguez Villa **

Montijo