La Ley de Educación de Extremadura señala que los servicios educativos complementarios (en este caso el EPESEC) deben facilitar el acceso y la permanencia del alumnado en condiciones de equidad. Bien, pues este criterio, en Malpartida de Cáceres, no se da; al menos en lo que atañe al servicio de comedor escolar.

Me explico. Soy padre de familia numerosa. La unidad familiar se compone de cinco miembros, dos de ellos en edad escolar y la menor en guardería.

El pasado curso, debido a nuestras exiguas rentas, nos vimos favorecidos con la gratuidad de dicho servicio y este año, siendo prácticamente idénticos los ingresos al de ejercicio anterior, nos comunican desde la dirección del colegio que superamos por poco la cuantía mínima exigida y que debemos pagar.

La noticia, pese a causar un considerable roto en la economía familiar (anula prácticamente la capacidad de ahorro que teníamos), se encaja con resignación pensando quizás en esa frase que dice Dios nos lo da... Dios nos lo arrebata, pero extrapolada a la administración.

El malestar no viene de ahí. El problema, y mi consiguiente cabreo, viene al enterarme de que los niños que residen en la urbanización Las Arenas, acogidos a la ruta de transporte, disponen, independientemente de la renta de sus padres, de la gratuidad del comedor.

La urbanización Las Arenas es una zona residencial a las afueras del pueblo aun estando dentro del término municipal de Malpartida de Cáceres.

Para que se hagan una idea: desde la puerta del colegio a la parada donde se bajan los niños en Las Arenas, media una distancia de poco menos de mil quinientos metros.

Habrá de todo, como en la viña del Señor, pero basta dar un paseo por la urbanización para darse cuenta de que allí residen familias con un alto poder adquisitivo, desde luego mucho más que el mío.

Entiendo que la ayuda del comedor escolar ligada a la ruta de transporte está destinada, con buen criterio, a esa gente que vive en fincas o casas de labor alejadas de los núcleos urbanos, pero difícilmente aplicable a una zona de estas características.

Bastantes desigualdades hay ya en la calle para que además la Administración extremeña sea cómplice de alimentarlas con ayudas públicas que caen, bien por falta de celo, bien por ignorancia, en manos equivocadas.

Si por renta nos hemos de guiar, que sea para todos iguales.