Las uniones civiles son ya más numerosas que las religiosas. Esto dice mucho de la modernización de una sociedad cada vez más laica y culta. La ciudad de Badajoz es un ejemplo de este cambio de tendencia que en un futuro inmediato será una realidad sin vuelta atrás, si no lo es ya. En 2009 las parejas de hecho legalizadas y los matrimonios civiles superaron en número a las bodas religiosas en Badajoz. La gente tiene cada vez más claro su destino y la manera de llegar a él sin pasar por estaciones de penitencia. La deserción de la ciudadanía de lo eclesiástico no sólo tiene que ver con la evolución de una sociedad cada vez más avanzada en su civilidad, sino también con el anacronismo de unas confesiones que cada vez están más desconectadas de la realidad, y con ciertas prácticas y usos abusivos de los administradores religiosos, que han ido motivando la irritación de su clientela tradicional. El cobro de ciertas tasas y la imposición de prácticas arbitrarias, como la prohibición de realizar fotografías de las ceremonias por nadie que no fuera el fotógrafo oficial del templo, llevan a la mayoría de las parejas a plantearse hoy sus uniones por una vía mucho más natural, ecológica, barata y alegre. Sin contar que hay uniones imposibles de realizar al amparo de la religión, como las de personas del mismo sexo.

Los hombres y las mujeres, los hombres y los hombres, y las mujeres y las mujeres, llevan uniéndose entre sí desde que existe la humanidad, es decir, desde hace más de dos millones de años. Teniendo en cuenta que las religiones actuales tienen apenas dos mil años de existencia, durante el 99,91 por ciento del tiempo los seres humanos se unieron en pareja sin contar para nada con aquéllas, ni falta que les hizo.

Estela de Carlotto , la presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, organización que ha devuelto ya a sus verdaderos familiares a más de cien niños robados por la dictadura argentina, declaró hace poco que en catorce veces que ha viajado a Roma para intentar entrevistarse con el Papa y pedirle su ayuda, el pontífice no la ha recibido jamás. Por cosas como ésta la gente deserta de los templos y de sus administradores, porque una iglesia no está para expedir actas de bautismo y de matrimonio, sino para dar compasión y consuelo a los que sufren.