"Mira Sancho, no te digo yo que parece mal un refrán traído a propósito, pero cargar y ensartar refranes a troche moche hace la plática desmayada y baja", se quejaba don Quijote, ahíto de que cada frase que aquel comienza, no lo haga de mejor manera que con un refrán, cuando no hilvanando una letanía de ellos de lo que, además, presume en su ignorancia.

Ahora que rozamos las elecciones europeas, Sancho semejan ser los candidatos, que no parecen saber hacer otra cosa mejor que, presumiendo de una bien documentada memoria, gastar tiempo y dinero en rememorar una y otra vez, como una letanía de refranes, lo que el otro ha hecho mal, o lo que dijo en aquel discurso, o lo que prometió y no cumplió. No hay futuro en mirar permanentemente hacia atrás, y flaco favor se le hace al progreso si solo se le valora en función de los errores del vecino y justificamos los nuestros, por ser menores, de menor calado o mejor intención- ¡qué más da!

Posiblemente Sancho solo pretendía parecer merecedor a su señor y no sabía hacerlo de otra manera.

Y nuestros políticos quizás también intenten parecer merecedores de la dignidad que les otorgarán las urnas, pero ¿tampoco saben hacerlo de otra manera?

Aquel, sabiendo solo "hacer unas letras como de marca de fardo" que decían su nombre, ante la queja de su señor supo guardar silencio y sentenciarlo.

Se me ofrecen ahora cuatro refranes, dijo, que venían aquí pintiparados, pero no los diré, porque al buen callar llaman Sancho.

Juan Monzu Ponce **

Puebla de la Calzada