La concesionaria de los autobuses urbanos de Cáceres, Busursa, está pendiente de un hilo. Los trabajadores pudieron cobrar ayer los salarios correspondientes al mes de mayo porque el ayuntamiento, con cargo a la deuda que mantiene con la empresa, puso los 220.000 euros de la nómina. Pero haber cobrado mayo no garantiza junio y los malos augurios se ciernen sobre la compañía.

Es una situación muy difícil que pone en peligro los 106 puestos de trabajo de la empresa y --además-- el propio servicio, sobre el que no hay en estos momentos nadie capaz de garantizar. Ya no caben los lamentos sobre la oportunidad perdida de que la empresa Avanza (del grupo AutoRes) adquiriese Busursa como adquirió las concesiones de Getafe y Parla, que hasta la fecha mantenían, con sus beneficios, las pérdidas de la cacereña.

El ayuntamiento está entre la espada y la pared: por un lado no puede ni plantearse la posibilidad de que los autobuses urbanos dejen de funcionar, porque el daño lo sufrirían miles de usuarios; por otro, la situación de las arcas municipales no le permiten echarse sobre sus espaldas la nómina mensual de los trabajadores. Solo cabe la posibilidad de que salga un comprador, pero en estos tiempos...