Hace unos días Cáceres aparecía en todos los medios de comunicación de nuestro país, al hacerse público un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente, según el cual nuestra ciudad figuraba como la tercera ciudad europea con mayor contaminación, debido al elevado número de días en los que se habían sobrepasado los niveles de ozono que se consideran normales, y la llamada de atención era que cuando se sobrepasan esos niveles se producen afecciones en la garganta, las mucosas, dolores de cabeza, etc.

En todos los casos, los medios de comunicación utilizaban expresiones como: "lo sorprendente es que sea Cáceres", haciendo referencia a lo llamativo de que una ciudad pequeña, con una escasa población, sin apenas industrias de la consideradas contaminantes, ni de las otras, con un parque automovilístico relativamente reducido, figurara en el primer lugar de las ciudades españolas con mayores índices de contaminación.

HASTA ahora no hemos escuchado la opinión que esta circunstancia merece a nuestra alcaldesa, ni a nuestras autoridades regionales con competencias en medio ambiente; y porqué no en sanidad, si, como denuncian los responsables europeos, las consecuencias afectan a la salud de los ciudadanos. El tema es de tan extraordinaria gravedad y pone en tan mal lugar a Cáceres, que de poco o nada sirven las costosas campañas de promoción turística de nuestra ciudad, si en los medios de comunicación nos hacen una campaña de información gratuita contando el problema sanitario que ocasiona visitar y vivir en Cáceres.

¿Por qué no hemos salido en tromba a desmentir la información si es falsa o tenemos datos de que no es cierta?, y peor aún, si es verdadera y lo sabíamos: ¿por qué no habíamos advertido a la población y luchado por solucionarlo?

DESDE que conocí la noticia he llamado e indagado a todos los especialistas en ozono atmosférico que conozco, algunos de los cuales han trabajado durante años con la Cátedra de Ingeniería Ambiental Enresa de nuestra Universidad y conocen bien la región, he llamado también a los responsables de las redes de vigilancia ambiental, tratando de conocer su opinión y que me digan cómo es posible esto que tanto me sorprende a mí, como seguramente a la mayor parte de los extremeños y españoles que conocen Cáceres.

Como hombre de ciencia no discutiré los datos cuando estos son demoledores para mi ciudad, pero precisamente por ser de ciencias trato siempre de buscar la verdad científica y la explicación de los hechos cuando, además, no parecen estar apoyados por la realidad y la razón.

CREO que, desde hace ya tiempo, deberíamos haber pedido apoyo a nuestra universidad, y porqué no, si fuera preciso, a otras universidades o centros de investigación, como el CEAM (Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo) de Valencia, y a especialistas en la determinación de ozono, un informe que verifique los datos obtenidos hasta ahora, la garantía de los mismos, los efectos esperables, la información cruzada de estos datos con los centros sanitarios, etcétera, para tratar de explicar estas informaciones que tan mal hablan de nuestra ciudad. Y si finalmente fuera verdad la existencia de los niveles detectados, encontrar las fuentes y tomar las medidas necesarias para solucionar el problema.

ME DUELE mi ciudad, pero sobre todo me duele la frivolidad con la que nuestras autoridades se toman los problemas de la misma, que no son otra cosa que los problemas de los ciudadanos, y la falta de respuesta y de reacción ante los hechos denunciados por ellos, o, como en este caso, por las instituciones competentes en materia de medio ambiente.

De ser cierto lo publicado y difundido por todos los medios se da la paradoja de que hemos dejado ser conocidos por ser el tercer mejor conjunto monumental de Europa, a serlo por ser la tercera ciudad con mayor contaminación por ozono de la vieja unión.