TECNOLOGÍA

La supremacía de las máquinas

Carlos Arilla // Galapagar

Comentando con mi hijo de 9 años una reposición de la película Terminator y sus lógicas preguntas sobre la relación entre humanos y máquinas, me hizo reflexionar si directamente la humanidad ya ha admitido la supremacía de las máquinas. Los ciudadanos hemos asumido con toda naturalidad que una máquina esté inoperativa, esto es, sin prestar servicio; mientras esa misma permisividad no se acepta para las personas. Las máquinas paran, estropean o pierden parte de sus capacidades durante días, semanas o meses y no pasa nada, es más, la gente asume de forma natural que no están operativas incluso cuando su precio de compra es muy superior en comparación al salario que percibiría una persona por hacer el mismo trabajo. Pero ese tiempo improductivo no afecta a la percepción que de ellas tienen sus empresas o sus clientes.

POLÍTICA

Reglas en función de los intereses

M. González // Manresa

La política española no deja de sorprender por la facilidad que tiene de aplicar las reglas del juego de una u otra manera en función de los intereses del Estado, y siempre en perjuicio de los españoles. Por ejemplo, las leyes del franquismo y el Movimiento eran inamovibles y sin embargo las eliminaron cuando el Estado quiso que España fuera mejor aceptada en el mundo. Ahora nos dicen lo mismo de la Constitución, pero la reforman en 15 días si lo pide la señora Merkel.

Ahora que la justicia está politizada olvidamos que no siempre fue así. Cuando se llevó al Tribunal Supremo la decisión de legalizar al Partido Comunista, se inhibió y le devolvió la propuesta a la clase política. Para resolver el problema del Sáhara, que era una provincia más y sus ciudadanos tenían la nacionalidad española, España propuso hacer un referéndum de autodeterminación supervisado por la ONU, algo que hoy está prohibido.

El artículo 1.2 de la Constitución dice que la soberanía nacional reside en el pueblo, pero en el caso de Cataluña esa soberanía fue vulnerada por un TC politizado y puesto a dedo por el partido más corrupto de Europa. El Estado es arbitrario incluso con el terrorismo y la delincuencia. Aunque hemos avanzado en aspectos tecnológicos, no estoy seguro de que España lo haya hecho en el ámbito político (ley mordaza, represión, exiliados, presos políticos...), sino que más bien parece retroceder hacia un pasado oscuro y lejano.