TUtna vez más nos encontramos con un caso de discriminación intolerable --y yo diría que irresponsable-- por parte de quienes tienen en sus manos la decisión de mejorar, agotando todas las vías posibles, la salud de un niño de siete años. El caso Fabio y todo lo que durante estos días he leído en la prensa sobre él ha conseguido, como no podía ser de otra forma, activar mi rabia e indignación.

Es posible que quienes vivimos ajenos a los protocolos y modos de proceder en la sanidad y desconocemos los intríngulis de su organización, más allá de nuestros derechos como usuarios, no tengamos los argumentos suficientes para opinar en ese sentido. Sin embargo, todos tenemos nuestra sensibilidad, especialmente activa cuando se trata de nuestros hijos y de manera magnificada cuando se trata de su vida. En este sentido, creo que el mero hecho de que Constancia reivindique para su pequeño un apoyo sanitario posible --puesto que en otros casos se hace-- no es más que un claro ejemplo de desesperación y de hundimiento ante una situación que entiendo jamás debería ocurrir, ni con su hijo ni con ninguno.

Las razones que alegan quienes niegan el transplante no convencen a nadie, y me temo que independientemente de que se pueda demostrar --cosa que nunca se podrá hacer-- detrás de todo esto existe un trasfondo político, una marginación de ciudadanos en función del signo político de la comunidad en la que vive. Eso, permítanme afirmar, es muy grave y penoso, aunque en cierto modo los extremeños ya lo hemos padecido a lo largo de la historia, en este y otros ámbitos.

Esperanza Aguirre y su consejero Manuel Lamela deben dar explicaciones convincentes a la sociedad extremeña y si no las tienen tendrán que irse a su casa por dignidad y por respeto a los miles de extremeños y extremeñas que a buen seguro les votaron. Ya conocíamos las hazañas de esta pareja en algunos casos como los de las sedaciones de hospitales madrileños, o la chulería de la ley antitabaco, pero ahora esta historia nos ha llegado a lo más hondo y nos impulsa a seguir luchando, cada cual a su forma, porque nunca jamás un niño con toda la vida por delante se vea mermado de un derecho fundamental. http://felipesanchezbarba.blogspot.com

*Técnico en Desarrollo Rural