Entre quejarse o actuar, esta impertinente prefiere la segunda para su salud mental, porque, para la física, el confinamiento le ha salvado de una lumbalgia persistente que gracias al sedentarismo obligado ha desaparecido. Lo cual demuestra que no hay adversidad sin beneficio. Los ilustrados eran muy de eso, y aunque no sé si ahora el bueno de Leibniz hubiera sostenido que vivimos en el mejor de los mundos posibles, prefiero apuntarme a la voluntariosa lista de Robinson en su retiro mucho más obligado que el nuestro y que le condenó a largos años de una vida silenciosa como jamás se ha oído en el mundo. Tal vez a algún lector le sirva como a mí recordar que el pobre náufrago sostuvo su voluntad y tuvo la sangre fría de apuntar, a medida que la razón iba dominando su abatimiento, una lista de placeres y miserias, según sus propias palabras. En ella, por ejemplo, reconocía que había sido arrojado a una isla desierta sin esperanza alguna de salvación, pero también que estaba vivo y no se había ahogado, o que no tenía ropa para cubrirse, pero estaba en un clima cálido y, si la tuviera, no podría utilizarla. Sí, es cierto que eso es solo literatura, pero, qué quieren, los libros también en momentos de aflicción pueden aportar una enseñanza y abrir una puerta de esperanza o al menos de evasión.

Es cierto que esta situación es un espanto, pero si no nos consuela pensar que hay gente que lo está pasando peor que nosotros, consuelo magro y egoísta que nunca me ha servido de nada, podemos centrarnos en la esperanza de que pronto pasará. Que nuestra cárcel es ligera pues permite el contacto social con amigos y familias y que mucha gente está muriendo, y eso es el horror, pero que la muerte es una realidad que esta sociedad materialista nos había acostumbrado a obviar como si no existiera y confrontar con ella nos hace, como poco, más conscientes y más valientes.

Luego está esa ola de solidaridad de las ventanas cada tarde y los héroes anónimos que nos cuidan en la distancia desde su trabajo callado, heroico y diario. H*Profesora.