En estos tiempos de mercadeo de lo superfluo, los laboratorios farmacéuticos ponen a nuestro alcance todo tipo de remedios para nuestros achaques, ya sean éstos reales o imaginarios. Mediante una publicidad sencilla y repetitiva, nos son recomendadas incontables soluciones para nuestros innumerables achaques. De manera que sólo hay que hacerse uno mismo el diagnóstico, acercarse a la farmacia más próxima y pedir esa solución milagrosa para nuestra dolencia.

Se nos ofrece de todo, en esta botica virtual de medicamentos sin receta: que si un milagroso laxante para regular el tránsito intestinal; que si una crema de veneno de serpiente contra las arrugas; que si un depurador de impurezas de nuestro organismo; que si un estimulante sexual; que si una pastilla que nos llena de energía y vitalidad para todo el día; que si otra para dormir como angelitos; que si no sé cual para estar alerta-

Para qué aburrirles. Un sinfín de productos con nombres simplones, haciendo alusión al remedio, diariamente nos invaden. Eso sí, después de cada eslogan publicitario, pocas veces faltará el consabido consejo: "Consulte a su farmacéutico". Sin embargo, aunque está bien consultar a nuestro farmacéutico, por sensatez, por nuestra salud y por nuestra cartera, mejor sería que consultáramos a nuestro médico.

Pedro Serrano Martínez **

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