POLUCIÓN

La contaminación mata

Miguel Fernández-Palacios Gordon - Madrid

No todo son enfermedades respiratorias, porque una vez que las partículas contaminantes pasan de los pulmones al torrente sanguíneo, también destrozan otros órganos como corazón, cerebro -ictus y alzhéimer-, hígado, vejiga, intestinos y provoca arteriosclerosis, diabetes, demencia, osteoporosis, insomnio, afecta a la piel, la fertilidad y causa abortos espontáneos.

Lo habitual sí es una muerte sigilosa que no se percibe hasta que se desarrolla el fatigoso mal y los pulmones exigen un esfuerzo ímprobo para recibir su necesaria bocanada de oxígeno. Cualquier quehacer cuesta un mundo y, según aumenta la incapacidad deviene una tristeza existencial que cambia drásticamente el modo de vida.

Los científicos no lo dudan: la contaminación mata lentamente. Pero en el agónico camino hacia la tumba, genera insoportable sufrimiento y engendra enorme angustia a la familia que ve cómo paulatinamente se consume la existencia de un ser querido.

Según la OMS, 9 millones de personas mueren así cada año.

CAMBIO CLIMÁTICO

La responsabilidad de las empresas

Ana Blanco - Madrid

Tuve el privilegio de asistir a una conferencia sobre cambio climático impartida por Gonzalo Muñoz, el chileno fundador de la empresa de reciclaje TriCiclos y nombrado High-Level Climate Action Champion en la COP25 de Madrid. No cuenta nada nuevo, es el cómo lo cuenta lo que hace que escucharlo sea magnético.

El cambio climático es una realidad demostrada científicamente, pero todavía hay quien dice que se trata de una patraña. Si se cree en la ciencia para usar un ordenador, tomar un ibuprofeno o coger un avión, se debe creer también en el cambio climático. No se puede creer en la ciencia de manera selectiva, cuando me viene bien, sí, y cuando lo que dice no me gusta y requiere un esfuerzo, no. No es ético.

Las empresas se preguntan más que nunca cómo encontrar un equilibrio entre la imagen que dan al consumidor, la rentabilidad económica y su responsabilidad con el medioambiente. Este triángulo conforma el verdadero reto al que se enfrentan las organizaciones cara a los próximos años.

Es una misión de todos exigir sostenibilidad a los que tienen en su mano el poder de cambiar las cosas, sin olvidar que nosotros también podemos hacer mucho para la conservación del planeta con los gestos más cotidianos.

Supercopa

Una cuestión de dinero

Santiago González - Madrid

La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) tomó la decisión de jugar la fase final de la Supercopa de España en Arabia Saudí. Se trata de una decisión ahormada por una relevante recepción de dinero y que llenará las arcas de los cuatro equipos que la han jugado: el Atlético de Madrid, el Barcelona, el Real Madrid y el Valencia (aparte de gestores, directivos y otros negocios televisivos).

Esta decisión lucrativa de la Real Federación Española de Fútbol conlleva un intento de lavado de imagen de la monarquía saudí, que está implicada en varios conflictos armados y delitos, y cuyo jefe, en la práctica, es acusado de ser el ordenante intelectual de un crimen contra un opositor.

No es la primera vez que un Estado quiere utilizar acontecimientos culturales o deportivos (Israel y el Giro de Italia es solo un ejemplo) para ocultar o camuflar sus políticas de vulneración de los derechos humanos o del derecho internacional.

Pero la cuestión es si esta entidad cómplice, la RFEF, puede tener en su denominación la palabra Real o si, en el caso de una entidad mercantil privada que hace negocios -antiéticos-, es adecuada la apropiación de españolidad por parte de unos cuantos listillos. ¿Hay alguna institución en este país que pueda corregir estos desaguisados?