La mayoría de padres y estudiantes españoles están satisfechos del clima de convivencia que existe en los centros educativos y, según una encuesta reciente, no creen que deban imponerse normas de disciplina más rígidas. La iniciativa francesa para reinstaurar el uniforme escolar y el trato de usted, como signos externos de la disciplina de los alumnos y la autoridad del docente, parece que no sería secundada en España. Excepto por las familias que ya envían a sus hijos a centros en los que se sigue esta línea, por supuesto.

El 12,4% de los estudiantes asegura haber conocido casos de agresión física entre alumnos, un 2,3% ha presenciado agresiones a profesores, y un 2,1%, intimidaciones de docentes a alumnos. No son cifras alarmantes, pero sí suficientes para reflexionar. Para plantearse cómo insistir en la práctica del diálogo y la responsabilidad, en las escuelas y, sobre todo, en las familias. Y para buscar soluciones especiales para los escolares altamente conflictivos, sin caer en la inercia de concentrarlos y crear guetos sociales y sin volver, por supuesto, a los tiempos en que la mayoría de los estudiantes no conocía, sino que experimentaba, intimidaciones o agresiones de sus compañeros o profesores.