La prensa estos días sigue asentada en denunciar y poner en evidencia la mala praxis de los partidos políticos y dirigentes políticos, que bajo el control y la falta de trasparencia usan el dinero público para llenarse los bolsillos, bajo el aparente control de nada ni nadie. Empieza a ser difícil de encajar por parte de esta sociedad esas formas de enriquecimiento, mientras gran parte de la misma está sumida en una crisis económica, que nos ha hecho perder poder adquisitivo, y derechos adquiridos.

Y mientras esto sucede, los que debieran liderar esta situación están enfrascados en defenderse de acusaciones de obtención ilícita de dinero público. Se comienza con los titulares de prensa, y no se sabe muy bien cómo acabará todo. Pues lo complicado de esta situación es discernir donde está el bulo, y dónde el hecho delictivo. Y más con los antecedentes de este país, que entre indultos, prescripciones de delitos y que aquí nadie devuelve lo que se lleva ilícitamente la sensación de casi impunidad es absoluta.

Lamentable el espectáculo que estamos viviendo, aunque hemos de observar, también, que se están instruyendo y sentenciando asuntos complejos, y se hace desde el Estado de Derecho, con rigor y con la determinación de las leyes; porque hemos de reconocer, también, que la justicia no se practica desde los titulares de prensa, sino en sede judicial. En un momento como el actual es de absoluta inmoralidad observar cómo se esfuman los dineros públicos, y se hace bajo la inoperancia de control alguno; mientras observamos y oímos verdaderas tragedias familiares, consecuencia de esta crisis económica. Y hemos tenido ejemplos a los efectos, el Banco de España, la Comisión del Mercado Nacional de Valores, el Tribunal de Cuentas, entre otros. Parece como si los controles existentes estuvieran más para cubrir la apariencia de las distintas instituciones, que para asumir esa función de control tan absolutamente necesaria en democracia.

XCON ESTOSx escándalos de corrupción con los que nos estamos despachando todos los días no hay institución, grupo político o representante institucional capaz de convertirse en referente, en relación a la exigencia que todos los días demandan sobre el necesario esfuerzo y sacrificio que hemos de hacer en el momento actual. A la vista de lo que aparece publicado, siempre teniendo una reserva de lo que es ciertamente verdad y lo que es especulativo; o se toman medidas ejemplarizantes, o aquí nos volvemos todos unos descreídos en relación a cómo se gestiona la cosa pública, en el amplio sentido del término.

Resulta difícil de creer ese manejo de cifras, que contrasta con el salario mínimo de este país, con el que viven muchos de estos ciudadanos. De juzgado de guardia sigue siendo la impunidad en la que se mueven estos personajes, que, dependiendo, de la tendencia política, son exculpados o masacrados públicamente. Sería interesante que esta sociedad tuviera un instrumento de participación directa, que supusiera, la reprobación sobre todos aquellos que con el dinero público amasan su fortuna. Y aún más, también debiera darse la reprobación pública y social, y no caer en la trampa, como se cae, a veces, de dependiendo del color político, se es más o menos indulgente.

La pregunta sería: ¿tiene esta sociedad capacidad para revertir esta situación?. Evidentemente que sí, pero ha de hacerlo con la mayor de las durezas exigiendo a las instituciones, a partidos políticos, a la fiscalía que actúen y lo hagan con toda la dureza posible. Pues aquí no sólo se roba, sino se está poniendo en cuestión un sistema, que son muchos los que respetan, y son pocos los que se sirven de él para sus intereses. Y a estos, hay que expulsarlos para que no mermen la fiabilidad del mismo.

La conclusión de todo esto no es otra que existen unos personajes, que bajo esa apariencia de impunidad, se están llenando sus bolsillos, que, por los datos, son pozos sin fondo; que con su comportamiento faltan al respeto al resto de ciudadanos, y desde luego ante esa falta de ética se han ganado a pulso el descreimiento del resto de la sociedad hacia lo que pudieran ser o representar.