El expresidente de la Junta, exsecretario general y 'padre' del PSOE extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, va a participar el viernes en un mitin para pedir el voto para su partido en las elecciones del día 20. No sería noticia ni tendría nada de extraño --al contrario, Ibarra ha participado activamente en todas las campañas, también en la última a la Asamblea y ayuntamientos extremeños-- si no fuera porque es el primer acto electoral en el que participa en esta ocasión y porque el lugar elegido no es una localidad extremeña, sino un pueblo de Ciudad Real, Picón, de menos de 700 habitantes.

Comoquiera que Ibarra deja poco margen a la casualidad cuando se trata de tomar decisiones políticas, este hecho --y el que no tenga ninguna intervención prevista en Extremadura porque no le ha manifestado al partido su disposición a participar-- no puede interpretarse de otro modo que para mostrar su distanciamiento con los responsables del PSOE, asunto que en su partido se quiere minimizar a pesar de que hay suficientes hechos que lo indican: su malestar por no sentirse defendido por Vara y Ferreira cuando se le acusó de que los gastos en su oficina como expresidente habían sido excesivos; sus críticas a la campaña a las autonómicas y su interés por echar tierra en los ojos de IU cuando todavía estaba en el aire qué opción iba a tomar la coalición para que hubiera un gobierno del PP o del PSOE.

Ibarra dijo cuando se retiró que se colocaría en un asiento trasero del autobús de su partido para no interferir en el conductor. Ahora muestra un desapego que cabría preguntarse si sigue en el bus.